En la víspera de las presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump lanza este lunes sus últimas fuerzas en la batalla electoral con la esperanza de contradecir los sondeos, que sitúan a su rival demócrata, Joe Biden, como el favorito.
A pesar de los malos pronósticos, el mandatario de 74 años de edad sigue prediciendo una «ola» republicana en un país crispado y duramente golpeado por la pandemia de coronavirus.
«¡Vamos a ganar cuatro años más en nuestra magnífica Casa Blanca!», dijo el domingo en un mitin en Carolina del Norte.
Trump lucha por no ser el primer presidente en más de 25 años que no logra un segundo mandato. En su último día de campaña, dará cinco mítines en cuatro estados: Carolina del Norte, Pensilvania, Michigan y Wisconsin.
Su último acto electoral será en Grand Rapids, Michigan, como en 2016, cuando logró una victoria que sorprendió al mundo entero.
Biden, de 77 años, se concentra por su parte en Pensilvania, donde espera imponerse para lograr al fin, en su tercer intento, acceder a la presidencia.
«¡Dos días más! En dos días podemos poner fin a esta presidencia que desde el principio ha buscado dividirnos», declaró el demócrata durante un mitin este domingo en Filadelfia.
«La última vez, en 2016, Donald Trump ganó Pensilvania con una ventaja de solo 44.000 votos» de más de 6 millones de votos, recordó. «¡Cada voto cuenta!».
Preocupación por la noche electoral
Un mes después de su infección por el coronavirus, el presidente de Estados Unidos no da muestras de cansancio y lleva más de una semana recorriendo el país y pasando poco tiempo en Washington.
Ante la fuerte polarización del país, algunos temen que los partidarios de ambos candidatos salgan a las calles si los resultados tardan mucho en conocerse el martes.
Trump negó este domingo que fuera a declararse vencedor si los resultados son indecisos, una posibilidad con la que especulan los medios de comunicación.
«En cuanto terminen las elecciones, nuestros abogados estarán preparados», añadió, sin embargo, sugiriendo la posibilidad de una larga batalla judicial en caso de resultados reñidos.
«Mi respuesta es que el presidente no va a robar estas elecciones», dijo Biden.
El New York Times reseñó que Trump quiere celebrar una noche electoral en los salones de la Casa Blanca y se plantea recibir a hasta 400 invitados.
En la noche del martes, su rival hablará a la nación desde su feudo de Wilmington, en el estado de Delaware.
El recuerdo de 2016
Los sondeos le dan la ventaja al demócrata. Una encuesta del New York Times y del Siena College publicada el domingo lo sitúa delante de Trump en Pensilvania, Arizona, Florida y Wisconsin, cuatro estados decisivos donde el presidente ganó en las elecciones anteriores.
Pero los observadores piden cautela, recordando los comicios de 2016, en los que Trump dio una de las mayores sorpresas de la historia política estadounidense, al derrotar a Hillary Clinton.
El ambiente de la noche electoral dependerá en gran medida del orden en el que se vayan conociendo los resultados en los estados claves.
Una victoria de Biden en Florida, donde los resultados podrían ser anunciados bastante temprano, acabaría tal vez rápidamente con el suspense. Las encuestas dan una escasa diferencia entre los dos candidatos en el gran estado del sureste.
Más de 93 millones de estadounidenses ya emitieron su voto anticipado para evitar las aglomeraciones el martes, en plena pandemia, lo que hace presagiar una participación récord.
En el sistema estadounidense el presidente no es elegido por el voto popular de todo el país, sino por los llamados grandes electores de cada estado.
En 2016, Trump logró cerca de tres millones de votos menos que Hillary Clinton, pero obtuvo la mayoría de esos 538 grandes electores.
El expresidente demócrata Barack Obama, muy implicado en esta última recta de la campaña, irá el lunes a Atlanta, en Georgia, y a Miami, en Florida, para respaldar la candidatura del que fue su vicepresidente durante ocho años.
Obama lleva dos semanas llamando a la población a no repetir los errores de 2016. «Mucha gente se quedó en casa, fue perezosa y complaciente. ¡Esta vez no! ¡No en estas elecciones!», dijo durante un mitin.