El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, dejará Washington el próximo miércoles al alba, pocas horas antes de la toma de posesión de su sucesor demócrata Joe Biden, a quien sigue sin haber felicitado.
Visiblemente interesado en no marcharse de la capital federal como expresidente, el magnate republicano partirá antes de que acabe su mandato hacia Florida, a su lujoso club de Mar-a-Lago, donde planea instalarse.
Después de salir en helicóptero desde los jardines de la Casa Blanca, Trump despegará desde la base militar de Andrews (Maryland) para su último vuelo a bordo del Air Force One.
En Washington, ciudad ahora irreconocible y transformada en un campamento atrincherado tras los disturbios del Capitolio la semana pasada, los preparativos continúan para la prestación de juramento de Joe Biden, quien el miércoles a mediodía se convertirá en el 46º presidente de la historia de Estados Unidos.
Su equipo va difundiendo detalles día a día. Lady Gaga, a quien Biden califica como gran amiga, interpretará el himno nacional.
Pero la fiesta tendrá este año un gusto particular: el National Mall, la inmensa explanada ante el Capitolio, estará cerrada al público.
Solo personas debidamente acreditadas estarán autorizadas a entrar en esta zona donde, tradicionalmente, se reúnen cientos de miles de seguidores del presidente electo.
Desde la toma del Capitolio por los seguidores de Trump el 6 de enero, Washington está sometida a una fuerte vigilancia, controlada por las fuerzas del orden ahora apoyadas por miles de militares.
Tanto el equipo de Biden como la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, pidieron a la población que evite el centro de Washington y siga la ceremonia de investidura por televisión o Internet.
Se vacía la Casa Blanca
En marcado contraste con Donald Trump, privado de su cuenta de Twitter y quien vive recluido ahora en la Casa Blanca, el vicepresidente Mike Pence parece cada día más la persona al mando.
El jueves, felicitó por teléfono a la futura vicepresidenta, Kamala Harris, indicó una fuente el viernes a la AFP. Se trataba de su primer contacto desde su debate de otoño, en plena campaña electoral.
Biden también tiene previsto participar en la ceremonia de investidura, al igual que los antiguos presidentes Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton.
Tras la ceremonia, Biden acudirá con estos al cementerio nacional de Arlington para depositar una corona en la tumba del soldado desconocido y lanzar un llamado a la unidad.
Donald Trump es el primer presidente estadounidense en despreciar la toma de posesión de su sucesor en más de 150 años.
Tras haber rechazado durante más de dos meses reconocer su derrota en las elecciones del 3 de noviembre, el multimillonario republicano acabó prometiendo hace unos días una transición en orden, pero nunca felicitó a Joe Biden.
Una semana después de los disturbios en el Capitolio, Donald Trump continúa recibiendo críticas procedentes incluso de miembros de su propio gabinete, como el secretario de Salud, Alex Azar. En una carta publicada el viernes en su cuenta de Twitter, el ministro confirma que sí colaborará con la transición y condena «los actos y los discursos que siguieron a la elección».
La Casa Blanca, de su lado, se va vaciando a gran velocidad y muchos consejeros han dejado ya el lugar, llevándose documentos y recuerdos.
Las fotos de Trump viajando por Estados Unidos y el mundo, que colgaban en las paredes de la célebre Ala Oeste, ya no están allí.
En las grandes paredes vacías, solo quedan algunos ganchos, a la espera de que lleguen las de Joe Biden.