Hasan Rohani, presidente de Irán, y Mohamad Yavad Zarif, jefe de su diplomacia, instaron a Estados Unidos a abandonar sus políticas belicistas y de «máxima presión» contra el país.
La declaración se produce un día después del despido del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton.
«Estados Unidos debe abandonar a los belicistas y las políticas de guerra y de máxima presión», exhortó el mandatario Rohaní.
El mandatario señaló que Irán nunca ha comenzado un acto de agresión ni ha sido el primero en violar un acuerdo.
El comentario alude a la retirada de Estados Unidos del pacto nuclear de 2015 y su vuelta a la imposición de sanciones contra el país persa.
Estas medidas fomentaron un aumento de la tensión entre Teherán y Washington, en la que el principal partidario de la línea dura contra Irán era, de hecho, Bolton.
Zarif rechazó además que Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, abogara por «una mayor escalada del terrorismo económico contra Irán».
«La sed de guerra debería irse con el jefe belicista», sugirió el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, quien afirmó que «el mundo respiró aliviado» con el despido del asesor de Seguridad.
Halcón con fama de intervencionista
Bolton, un halcón con fama de intervencionista, defendía la política de máxima presión contra Teherán y había abogado abiertamente por un cambio de régimen en Irán.
La escalada de la tensión entre Estados Unidos e Irán también ha tenido sus repercusiones de seguridad en el golfo Pérsico. Allí se han registrado en los últimos meses algunos ataques a barcos y la Guardia Revolucionaria derribó un dron estadounidense.
Tras este derribo, Washington planeó un ataque selectivo en territorio iraní que el presidente estadounidense, Donald Trump, canceló en el último momento.