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EFE/Anadolu TV

El ataque el martes con drones y misiles por parte de los hutíes del Yemen llevó este miércoles a Israel a desplegar buques lanzamisiles en el mar Rojo, abriendo un frente adicional a los conflictos que mantiene desde hace más de tres semanas con las milicias palestinas de Gaza y con el grupo chií libanés Hezbolá.

El sonido este martes por la mañana de las alarmas antiaéreas en la ciudad de Eilat, en el extremo sur de Israel y a las costas del mar Rojo, no fue un llamado de alerta solo para los residentes de la turística localidad balnearia sino también para buena parte de Medio Oriente.

Horas después se confirmó que se trató de una agresión por parte de los rebeldes hutíes, chiíes proiraníes del Yemen, que reivindicaron tres ataques con misiles y drones contra Israel en apoyo a sus «hermanos oprimidos de Palestina» y advirtieron que las operaciones «continuarán» mientras sigan los bombardeos israelíes de la Franja de Gaza.

Si bien los ataques, que continuaron incluso esta madrugada, fueron neutralizados por los sistemas de defensa israelíes, la agresión por parte de los hutíes profundiza aún más la dimensión regional del conflicto entre el Ejército israelí y el grupo islamista Hamás en la Franja de Gaza.

«Los recientes acontecimientos en Yemen nos dicen que la crisis en Israel y Palestina tiene un potencial importante para extenderse a otras partes de Medio Oriente», explica a Efe Giorgio Cafiero, primer ejecutivo de la consultora Gulf State Analytics y profesor adjunto de la Universidad de Georgetown.

La guerra entre Israel y las milicias de Gaza, que comenzó el 7 de octubre y dejó ya más de 1.400 muertos en territorio israelí y 8.800 en la Franja, se extendió rápidamente a otros territorios, principalmente Cisjordania ocupada y a las fronteras que el Estado judío comparte con Siria y con el Líbano.

El Ejército israelí y el grupo chií libanés Hezbolá marcan hoy la vigesimoquinta jornada consecutiva de intercambios de fuego, que han dejado ya un total de 71 muertos -68 de ellos en Líbano- y en los que han participado también milicias palestinas asentadas en el sur del país árabe.

En opinión de Cafiero, el grupo libanés «ha sido cuidadoso de no escalar demasiado la situación», mientras que los ataques de los hutíes representan un intento de este grupo de posicionarse como el «actor más poderoso y resuelto» entre quienes conforman el denominado Eje de la Resistencia que comanda Irán e incluye a numerosos grupos afines en la región.

En su mensaje el martes de reivindicación de los ataques contra Israel, el portavoz militar del grupo rebelde yemení, Yahya Sarea, criticó duramente el «silencio árabe» respecto al asedio y los bombardeos israelíes contra Gaza. Subrayó además que su agresión contra Israel responde a la «responsabilidad y deber religioso y moral» del grupo y a los llamamientos de su pueblo.

En esta dirección, Abdulghani al Iryani, investigador del Instituto de Estudios Estratégicos Saná de Yemen, describió el ataque como un gesto por parte de los hutíes hacia sus bases populares en el país del golfo, aunque minimizó las capacidades del grupo para infligir un daño militar real al Estado judío.

«Van a continuar atacando, pero se les van a acabar los misiles de largo alcance», advirtió en diálogo con Efe, aunque aclaró que el grupo posee una importante cantidad de drones de ataque.

El Ejército de Israel

El Ejército israelí no ha respondido a los ataques, pero esta mañana desplegó buques antimisiles en las aguas del mar Rojo, donde hace menos de dos semanas un buque de la Marina estadounidense interceptó tres misiles y múltiples drones.

«Hasta ahora Israel ha podido tolerar los ataques hutíes, pero tal vez si uno de los ataques tiene éxito, la respuesta israelí podría ser más fuerte o más dura y entonces podríamos entrar en una espiral de violencia que ninguna de las partes sea capaz de controlar, y ese es el principal peligro», dijo a Efe Brandon Friedman, director de investigación del Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv.

El experto consideró además que una escalada con los rebeldes yemeníes -que controlan Saná y amplias regiones del norte y el sur del país árabe- puede generar una convergencia entre Israel y Arabia Saudita, que se enfrenta desde hace años a los hutíes y cuyo acercamiento al Estado judío quedó congelado con el comienzo de la guerra en Gaza el 7 de octubre.

Si bien otros analistas consultados desestimaron esa posibilidad, los expertos coinciden en que la aparición de nuevos frentes en el conflicto entre Israel y Hamás responde a los intereses de Irán, que por el momento, enfatizan, no parecería estar buscando un conflicto regional en gran escala.


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