En enero de 2023, con la apertura del puente transfronterizo Tienditas (ahora conocido como Atanasio Girardot), varios medios nacionales colombianos anunciaron la reapertura total de la frontera entre Colombia y Venezuela. Supuestamente marcaba el fin de siete años de cierre de la frontera a los automóviles y al transporte de mercancías e iniciaba una conexión directa entre Norte de Santander (Colombia) y el estado de Táchira (Venezuela).
Sin embargo, en una conversación reciente, Edgar Armando Uribe, secretario de Gobierno de Villa del Rosario, ciudad fronteriza colombiana, señaló que no está tan claro: «No es una reapertura total, todavía es parcial. Cuando vienen las autoridades del Gobierno nacional, hacen un show mediático. Dicen que los puentes están abiertos, pero no es así».
La realidad es que la mayoría de los puentes sólo están abiertos de 5:00 am a 8:00 pm, y algunos usuarios dicen que no se les permite cruzar los puntos fronterizos en vehículos a pesar de las reaperturas programadas.
Uribe dijo a The Bogotá Post que no hay una fecha establecida para la reapertura total de la frontera, a pesar de la orden del presidente Gustavo Petro de que se abra ya.
Aumento de la violencia del lado de la frontera con Colombia
Villa del Rosario y los alrededores de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, vieron aumentar los homicidios y las desapariciones durante el cierre de la frontera. La informalidad se multiplicó, financiando a las organizaciones criminales, y la frontera quedó bajo control ilegal.
Uribe declaró: «Si no se reabre totalmente la frontera (en ambos lados), seguiremos alimentando las organizaciones criminales. Habrá muchos más crímenes en el territorio… y a nivel internacional».
Esa es una de las razones por las que Colombia reanudó los vuelos comerciales el 26 de septiembre de 2022 y reabrió parcialmente los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander a los vehículos que transportan mercancías. Este fue el primer paso del plan de recuperación internacional de Petro para el progreso económico y el restablecimiento de los pasos fronterizos. Como respuesta, según la BBC, el comercio entre los dos países aumentó en 500 millones de dólares. El comercio bilateral se había reducido a solo 300 millones de dólares en 2021, y en 2022, tras la reapertura parcial, subió a casi 800 millones de dólares.
Muchos expertos en Colombia esperaban que esta apertura parcial de la frontera aumentara la seguridad regional tanto para los migrantes como para los residentes, pero Uribe advirtió que la violencia se había recrudecido tras la apertura, lo que hacía más difícil la apertura total de las fronteras: «Con la reapertura parcial de la frontera esperábamos, de alguna manera, que el índice de criminalidad disminuyera… Sin embargo, esto no ha sido posible. O al menos, no ha sido tan alentador para 2022».
El 20 de febrero de 2023, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México publicó un informe en el que citó a las 50 ciudades más violentas del mundo, según cifras al cierre de 2022. Cúcuta volvió a aparecer en esa lista.
Según Uribe, la Alcaldía de Villa del Rosario viene realizando tanto campañas de prevención como acciones de choque contra los grupos armados. La idea es tener presencia policial en territorios focalizados para reducir el índice de criminalidad y recurrir a las acciones de choque cuando sea necesario, afirmó.
Falta de apoyo gubernamental
Uribe afirmó que, hasta el momento, la ayuda de Acción Nacional ha sido escasa: «Estamos esperando que el gobierno nacional nos brinde apoyo y… todas las herramientas tecnológicas para poder recuperar el territorio».
Al visitar el puente Simón Bolívar, utilizado principalmente por peatones, se nota la falta de presencia policial. Un exagente de policía que no quiso dar su nombre dijo que antes había muchos más funcionarios de inmigración y policías, pero que el número ha disminuido en los últimos meses. Y a pesar de la impresionante estructura del nuevo puente Atanasio Girardot, la zona también estaba inutilizada y desierta, con un mínimo de personal.
Según los funcionarios de la frontera, hay libre tránsito para peatones y vehículos venezolanos a determinadas horas, y la alcaldía ha recibido críticas por ello. Sin embargo, Uribe declaró que no basta con aumentar el número de efectivos policiales y militares sobre el terreno; la situación es más complicada con dos países implicados.
Dependencia del cumplimiento venezolano
Un reto importante para ambos países es desactivar los grupos que dependen del narcotráfico, los negocios mineros, el tráfico ilegal de combustible, las «trochas» (pasos fronterizos ilegales), la extorsión y otros negocios. No es poca cosa, pero la única manera de lograrlo, en opinión de Uribe, es mediante la acción conjunta y el diálogo. Dijo: «Si el puente está abierto, la policía del lado colombiano –así como la venezolana– debe vigilar a las personas que entran y salen de esos dos países hermanos».
Sin embargo, eso es más difícil de lo que parece. Uribe sugirió que Venezuela quizás no está cumpliendo su parte del trato: «El gobernador de Táchira también debe tener la voluntad… de permanecer abierto. Eso fue lo que se acordó… no que la frontera esté abierta cuando la parte venezolana quiere mantenerla abierta».
Además, según un guardia de seguridad de la oficina de migración situada justo en la frontera, muchos venezolanos compran en Colombia y siguen «pasando por rutas ilegales para evitar pagar impuestos» en Venezuela, lo que seguirá alimentando a los grupos armados. Debido a la hiperinflación y al aumento de las transacciones en dólares, los precios en Venezuela se han disparado, y bienes como las bebidas gaseosas y los productos de lavandería son mucho más baratos en Colombia.
Supuestamente, el Gobierno venezolano permite la entrada de hasta 1.000 dólares de mercancía por persona para consumo personal sin pagar impuestos ni aranceles. Sin embargo, según este funcionario «las autoridades venezolanas quieren quitarles la mercancía si llevan mucha». Estas situaciones deben resolverse o numerosas personas seguirán siendo vulnerables a las organizaciones delictivas.
Artículo escrito por Natasha Pentin en The Bogotá Post.