Los vecinos de las poblaciones y comunidades israelíes aledañas a Gaza viven momentos críticos. Se encuentran encerrados en sus viviendas, en los refugios antiaéreos, pero esta vez amenazados no sólo por la caída de miles de proyectiles disparados desde la franja, sino por la posibilidad de que comandos de milicianos palestinos ingresen en sus hogares, los maten o secuestren, como aseguran diferentes testimonios y admite Israel. Fuentes militares aseguran que los terroristas tendrían una treintena de rehenes.
El Debate ha recabado varios testimonios estremecedores, que dan cuenta del pánico y la volátil situación que registra Israel.
Aviran Farin, portavoz del Concejo Regional Hof Ashkelon, aledaño a Gaza, explica que «la situación en estos momentos en las comunidades es caótica, muchos terroristas merodean por las calles y probablemente han capturado rehenes. Hay muchos israelíes desaparecidos cuyo destino se desconoce».
En el sur del país se da por hecho que «varias comunidades han sido tomadas por terroristas», prosigue el portavoz antes de señalar que «las fuerzas de seguridad están luchando contra ellos. Hay decenas de asesinados del lado israelí, principalmente en el sur».
«Todo el mundo está concentrado en salvar su vida y no morir asesinado. Por ello, no tienen disponibilidad de hablar con los medios en estos momentos desafortunados», se disculpa el portavoz.
Y cierra la conversación con un breve mensaje con el que recalca que los ataques, «están ocurriendo en el territorio soberano de Israel».
La orden es encerrarse en las casas
El responsable del Concejo Regional, Itamar Rabivo, ha llamado a los residentes que viven en las poblaciones y comunidades adscritas y vecinas a Gaza a encerrarse en sus viviendas y a aquellos que tengan armas en casa a portarlas.
Orit Tzadikovich, vecina del kibutz Kfar Aza, situado a tan sólo 5 kilómetros de la franja palestina, no puede ni hablar. Al otro lado del teléfono se escucha una voz temerosa que indica en voz baja: «No te puedo atender en estos momentos. Estamos bajo un terrible ataque sorpresa».
Antes de colgar lanza una petición desesperada, mezclada con impotencia y rabia, aparentemente a las autoridades: «¡Que alguien despierte! Eso es todo lo que tengo que decir».
Por su parte, Mario Karpuj, rabino de la comunidad masortí de Bel-El en Madrid, confirma desde Jerusalén que «han entrado cientos de terroristas a las comunidades alrededor de Gaza».
«Tengo un primo en un kibutz y relata que lo que hacen es llevarse a la gente de rehén a Gaza. Estamos empezando a pensar en la pesadilla que va a resultar tener a cientos de rehenes israelíes en Gaza», explica.
Shabat, el día sagrado
Desde que despuntó el sol asegura haber escuchado al menos una decena de sirenas antiaéreas, una de las cuales le pilló en pleno servicio de Shabat, el día sagrado para el judaísmo, en una congregación en un barrio de la ciudad santa. Los jerosolimitanos también han oído de tanto en tanto el estruendo de las explosiones producidas por la interceptación de los proyectiles por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro.
Los ataques lanzados por Hamás desde la franja de Gaza demuestran una capacidad estratégica inusual hasta la fecha. A esta le suma el factor sorpresa y la falta de anticipación por parte de la inteligencia israelí.
«A diferencia de otras veces que se hablaba de una operación, ahora estamos oficialmente en guerra, Tzahal (El Ejército israelí) está tratando de llegar a los lugares, hay pueblos que han sido conquistados por los asaltantes», describe el rabino.
Su mayor preocupación es la suerte que corre su primo, que se encuentra en el kibutz Beeri. Es aledaño a la frontera con la franja de Gaza. «Se encuentra con su mujer y sus tres hijas en un refugio antiaéreo y escucha pasar a los terroristas caminando afuera de sus casas. Recen por nosotros», pide.
Hamás, que ha justificado la agresión para «defender» la mezquita de Al Aqsa, asegura haber lanzado cientos de misiles contra suelo israelí y las incursiones de milicianos de su brazo armado, las Brigadas Al Qasam, han puesto en jaque al aparato de seguridad israelí, cuyo Ejército se dispone a movilizar a miles de reservistas.
Israel cuenta ya al menos un centenar de muertos, más de 900 heridos y al menos 35 capturados. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha asegurado «estamos en guerra y ganaremos».
Ante los nuevos aires de guerra, el rabino Karpuj, natural de Córdoba (Argentina), expresa el deseo de que el Ejército «pueda tomar el control». «Acá no hay nadie que piense que cualquier respuesta, por fuerte que sea, no va a ser justificada».
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