El primer ministro británico, Boris Johnson, consideró este jueves que no se debe tratar de «reescribir» la historia. Esto, tras la absolución el día anterior de cuatro personas acusadas de «daños criminales» por arrancar la estatua de un traficante de esclavos en Bristol.
Estatua de traficante de esclavos
El 7 de junio de 2020, al margen de una manifestación del movimiento Black Lives Matter, tres hombres y una mujer derribaron y arrojaron al río Avon la controvertida estatua de Edward Colston. Se trata de un hombre que en el siglo XVII utilizó la fortuna amasada con el tráfico de esclavos para financiar el desarrollo de esa ciudad del suroeste de Inglaterra.
La absolución el miércoles de los cuatro acusados suscitó un intenso debate en el Reino Unido.
A preguntas de los periodistas durante una visita oficial, Johnson no quiso comentar la decisión judicial.
«Legado histórico para bien o para mal»
«Pero creo que tenemos un complejo legado histórico a nuestro alrededor, que refleja nuestra historia en toda su diversidad, para bien o para mal. Y no podemos tratar de cambiar nuestra historia, censurarla o reescribirla en retrospectiva», afirmó.
«Si la gente decide democráticamente retirar una estatua u otra cosa, está bien. Pero creo que en general debemos preservar nuestro patrimonio cultural, artístico e histórico», agregó.
Menos diplomático, su exministro de Justicia, Robert Buckland, calificó el veredicto de perverso.
«Nuestros tribunales no son lugares para hacer política sino para que se aplique la ley», afirmó a la BBC; mientras el gobierno conservador busca incrementar las sanciones por vandalismo de monumentos históricos, despertando acusaciones de «guerra cultural» contra quienes denuncian la desigualdad social y en particular el racismo.
Pero el destacado historiador David Olusoga, que testificó durante el juicio en Bristol, celebró la sentencia.
«Esa estatua, que ha permanecido ahí durante 125 años, estaba validando la carrera de un asesino en masa», declaró al canal ITV.