Cientos de migrantes venezolanos esperan, bajo el sol o la lluvia, que alguna entidad los escuche y los ayude a volver a su país.
Ahorraron durante muchos meses para pagar los buses y ser transportados. Sin embargo, se encuentran detenidos por las autoridades en el peaje Los Andes de la autopista Norte de Bogotá.
Hay mujeres, niños y adultos mayores. Muchos de ellos no han comido. La situación más grave es la de las mujeres embarazadas. Ellas solo pueden descansar en los separadores verdes.
En el lugar se observan a menores de edad acostados en viejas colchonetas que las familias disponen en el piso.
«Nosotros queríamos salir adelante en este país, pero no se pudo; ahora todo empeoró para nosotros con esto del coronavirus», dijo una mujer venezolana.
Se han conocido versiones de que estarían buscando bloquear la vía, pero hasta el momento han respetado el tránsito. «Es que estamos desesperados, tenemos hambre, frío. Pedimos vuelos humanitarios, que piensen en los niños y en las mujeres», dijo uno de los manifestantes.
Migración Colombia indica que más de 1.825.000 venezolanos estarían radicados en Colombia, con corte al 29 de febrero. Cerca de 800.000 estarían de forma regular, mientas que los restantes, un poco más de 1.250.000, residirían de forma irregular.
Entre Bogotá, Cúcuta, Barranquilla, Medellín y Cali albergarían 40% del total de venezolanos radicados en el país, mientras que a nivel departamental la lista la encabezarían Cundinamarca, con Bogotá incluido, Norte de Santander, Atlántico, La Guajira y Antioquia, con más del 63% del total de connacionales en la nación vecina.
Respecto a la solicitud de asistencia para los ciudadanos venezolanos que se encuentran en Colombia, el director general de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa Palacios, indicó que la entidad continuará apoyando los procesos que implementen las autoridades locales, tal como se ha venido haciendo con las administraciones anteriores.
Sin embargo, aclaró que entre las funciones de la entidad no figura brindar alojamiento, alimentación, transporte o cualquier tipo de herramienta asistencial a los ciudadanos extranjeros más allá de su nacionalidad o condición migratoria.
“El tema de Venezuela nos preocupa porque no estamos hablando simplemente de cifras, estamos hablando de seres humanos, de niños, niñas y adolescentes, de realidades y necesidades. Este es un momento en que debemos trabajar unidos como país por un mismo objetivo. No es momento de evadir responsabilidades, de buscar lavarse las manos y mucho menos de generar xenofobia», agregó.
Indicó que hay un proceso de retorno voluntario, pero que no es posible dejar que haya un movimiento masivo porque colapsarían las fronteras. «Además, hay un proceso de cuarentena y nos toca regular las salidas. Pero los pasos son limitados por la misma autoridad venezolana».
Ya hay empresas de transporte sancionadas por prestar estos servicios.
Pero los cierto es que estas familias ya no tienen dónde pasar la noche porque perdieron sus alojamientos en los «pagadiarios» y ya nadie los quiere recibir. Solo quieren volver a su país.