Las elecciones municipales en República Dominicana resultaron suspendidas este domingo, en plena votación. La decisión se adoptó debido a un fallo técnico en el sistema de voto automatizado que se utilizaba por primera vez en el país. Una situación que ha generando acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición.
La votación fue suspendida a las 11:11 am, cuatro horas después de que se abrieran los colegios electorales. Justo en ese momento había largas filas ante los centros de votación en Santo Domingo y en las otras 17 ciudades que se trataba de implementar este sistema.
La suspensión de las elecciones municipales en República Dominicana es inédita en un país que ha gozado de estabilidad en las últimas décadas. Además, al margen de las habituales denuncias de fraude, celebraba elecciones regularmente desde 1966.
Los problemas técnicos
Los problemas técnicos terminaron constatados por las autoridades electorales en la noche del sábado. También fueron comunicados a los partidos políticos y a los observadores internacionales.
La falla técnica provocó que no aparecieran todos los partidos o candidatos en la pantalla de las máquinas de votación. Un escenario que generó airadas críticas de las fuerzas políticas afectadas en las primeras horas del día.
A pesar de conocer los errores, la Junta Central Electoral, JCE, no decidió interrumpir el proceso hasta que se constató que los fallos se produjeron de forma generalizada en aquellas circunscripciones en donde se usaba el voto automatizado.
Julio César Castaños Guzmán, presidente de la JCE, afirmó que la nueva fecha de las elecciones municipales en República Dominicana se decidirá en acuerdo con el liderazgo nacional.
La Ley Electoral fija un plazo de 30 días para convocar las elecciones después de que se confirme la anulación del proceso. No obstante, algunos sectores políticos no descartan que se hagan coincidir con las presidenciales y legislativas del próximo 17 de mayo.
Una cascada de acusaciones cruzadas
La suspensión de las votaciones causó un torrente de acusaciones cruzadas entre los principales partidos políticos. Además, un aluvión aún mayor de críticas hacia la autoridad electoral.
La suspensión de los comicios es un grave atropello a los derechos democráticos de los ciudadanos, lo que desemboca en una grave crisis institucional. Así afirmó el líder opositor Luis Abinader, candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, PRM.
El Partido de la Liberación Dominicana, PLD, formación del presidente Danilo Medina aseveró que se produjo un sabotaje en las máquinas de votación y acusó de participar en él a sectores internos del organismo electoral.
Aunque no acusó abiertamente a la oposición de ser responsable del presunto sabotaje, el presidente del PLD, Temístocles Montás, sí sostuvo que los opositores son los principales beneficiarios del mismo.
Del mismo modo, arremetió contra Abinader por presionar a la Junta para que suspendiera las elecciones. Además, acusó a la oposición de haber desacreditado el sistema de voto automatizado desde que se puso en prueba.
Las polémicas del sistema automatizado
El voto automatizado permite elegir el candidato en una pantalla y después imprime la papeleta, que se debe introducir en la urna; su gran ventaja es que permite acelerar el recuento.
Las máquinas de votación se usaron por vez primera, con gran polémica, en las primarias del pasado 6 de octubre, que celebraron el PLD y el PRM, los dos mayores partidos del país.
El ex presidente Leonel Fernández, principal opositor a esta tecnología, desacreditó constantemente el sistema que, según su versión, fue clave para cometer un fraude en su contra y favorecer en las primarias a Gonzalo Castillo, ahijado político del actual mandatario y ahora aspirante presidencial.
Debido a estas polémicas, la autoridad electoral decidió acotar el uso del voto automatizado en las municipales a 1.772 recintos, 11% del total, pero que representan cerca del 60% del electorado.
En el resto de las circunscripciones, en su mayoría en zonas rurales, los electores estaban marcando su voto a mano en las boletas de papel, como se hizo siempre.
El coste de la suspensión
La suspensión ha tenido un alto coste para un país de 10 millones de habitantes y un nivel de renta medio.
La JCE adquirió 55.000 máquinas de votación, que podrían no volver a utilizarse, a un coste de 19 millones de dólares desembolsados a la empresa Digiworld, ganadora de la licitación.
A este dinero, se suma el presupuesto asignado por el Ministerio de Hacienda para la organización de las elecciones, que ascendía a 3.182,9 millones de pesos, unos 60 millones de dólares.
A parte de los presupuestos oficiales, la suspensión también tuvo repercusión en el bolsillo de algunos ciudadanos.
Una electora, Beatriz Díaz, dijo a Efe en un colegio electoral que su hija se había desplazado desde Estados Unidos por las elecciones y se tuvo que marchar sin poder votar.