Argentina se encamina a la segunda vuelta presidencial en un escenario de máxima incertidumbre y con el nombre del próximo ocupante de la Casa Rosada en el aire, lo que ha hecho crecer las dudas sobre el proceso electoral.
«Fraude», «robo de boletas» o «trampitas» son algunas de las palabras más gruesas que se han escuchado en los últimos días antes de un balotaje en el que 35,8 millones de electores elegirán entre el oficialista Sergio Massa o el libertario Javier Milei.
«Hay un nivel de desinformación cada vez más alto», asegura a EFE la periodista Olivia Sohr, miembro del sitio web argentino de verificación Chequeado.
Para Sohr, preocupa el surgimiento de desinformaciones que minan los apoyos de un candidato —con imágenes falsas manipuladas o declaraciones descontextualizadas— y buscan «deslegitimar el proceso electoral en sí».
La Libertad Avanza, centro de la polémica
En este sentido, el centro de la polémica es La Libertad Avanza, el partido de Milei.
«Quienes desinforman utilizan en cada país las complejidades de su propio proceso electoral, en Estados Unidos fue el voto por correo y en Brasil fue el voto electrónico. En Argentina, lo más polémico es el proceso de impresión de boletas, que corre a cargo de cada partido», explica Sohr.
Desde el partido ultraderechista, fuentes que prefieren no ser identificadas confirman a EFE que la formación no está entregando a la justicia electoral tantas boletas como en las primarias de agosto o en las generales de octubre.
«Muchos (electores) no tenían boleta porque fácilmente las robaban», alertan estas fuentes, que piden «mucha cautela» para que «no se haga ninguna trampita».
Para Chequeado y otros expertos en escenarios electorales como Contextual, es improbable que haya un fraude masivo en el balotaje que afecte al resultado.
«Si el resultado es ajustado, hay un miedo real a que se crea que no es legítimo. Esto supondría un escenario muy complicado para el gobierno que venga, que tendría que gobernar con una idea inicial de falta de legitimidad», apunta Sohr.
«Dudamos del sistema, pero seguimos en el sistema»
Desde la formación libertaria se esfuerzan en despejar dudas. «Nosotros dudamos del sistema, pero seguimos en el sistema», afirman y admiten que, si hay un «robo» o un fraude, será por «impericia propia».
En este sentido, la ultraderecha ha buscado el apoyo del aparato electoral de Juntos por el Cambio (centroderecha), principal fuerza opositora del país, cuya candidata, Patricia Bullrich, quedó fuera del balotaje.
El pasado martes, esta reiteró su apoyo a Milei en un acto con su militancia, a la que pidió fiscalizar el domingo «con el cuchillo entre los dientes» para impedir que el peronismo «gane de manera ilegal lo que no puede ganar de manera legal», abonando las tesis libertarias sobre el fraude.
Al acto de Bullrich en Buenos Aires acudieron jóvenes simpatizantes de La Libertad Avanza como Belén, que sostiene que el oficialismo podría tratar de boicotear la elección con apagones en el centro de computación donde se contabilizan los sufragios.
Trump y Bolsonaro, inspiradores
Los modos libertarios recuerdan a los desplegados por los partidarios del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021) o los del brasileño Jair Bolsonaro (2019-2023) cuando no resultaron reelectos en sus respectivos países.
En ambos casos, la idea de fraude desembocó en protestas violentas.
El director de Contextual en Argentina, Andrés Piazza, cree que en las últimas semanas el comportamiento de Milei y sus adeptos se parece —en términos de desinformación— al de otros movimientos de ultraderecha.
«Estamos empezando a ver enunciaciones preventivas y manifestaciones de apoderados de La Libertad Avanza sobre el tema de las boletas (…) Hay caldo de cultivo», dice Piazza a EFE.
No obstante, el experto reconoce que las consignas de La Libertad Avanza están siendo lo suficientemente ambiguas como para no generar suspicacias que puedan relacionarlas con un eventual paso a la acción.