«Hay rehenes vivos en Gaza, o al menos lo estaban hace tres semanas, porque podrían haber muerto hace cinco minutos o estarlo dentro de otros cinco», explica con angustia la israelí Laura Baljman, sobreviviente del ataque de Hamás del 7 de octubre, que intenta asimilar el trauma a la vez que lidia con la incertidumbre de tener amigos secuestrados en Gaza.
Baljman acudió al festival de música electrónica Tribe of Nova, que se celebró al sur de Israel en una zona próxima a la Franja de Gaza, controlada por el movimiento islamista Hamás, cuando miembros de este grupo islamista irrumpieron disparando a la multitud congregada en un lugar donde luego se encontraron al menos 260 cuerpos.
En una entrevista concedida a EFE en Bruselas, la joven explica que sobrevivió a la matanza escondida en una furgoneta durante seis horas. Ahora, todavía conmocionada, pide a Israel que haga todo lo necesario para liberar a los rehenes presos en Gaza: son 224 según el Ejército israelí y 250 según las Brigadas Al Qasam, el brazo armado de Hamás.
Baljman evita pronunciarse sobre la fuerza empleada por el gobierno israelí de Benjamin Netanyahu en la respuesta militar sobre Gaza tras los ataques del grupo islamista, lo único que pide es que su país les proteja.
“Sé que en Europa la gente grita ‘¡Libertad para Gaza!’, pero yo quisiera recordarles que Israel abandonó Gaza en 2005 y que Hamás controla la Franja desde 2007”, apunta la sobreviviente, aunque desde entonces Israel y Egipto mantienen un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo sobre el territorio, denunciado por organizaciones de derechos humanos.
La israelí cree que es posible una solución que pase por la creación de dos Estados, Israel y Palestina, donde ambos puedan coexistir de forma pacífica para alcanzar una estabilidad en la región: «No sé cuántos años va a llevar, pero al final tendremos paz en Medio Oriente».
Ella cree que los palestinos se merecen un país maravilloso, aunque matiza: “Creo que si el dinero que se les ha dado durante los últimos años lo hubiesen usado para construir un país, y no para comprar misiles, (Gaza) podría haber sido un lugar precioso”.
Ahora, asegura que lo importante es que el resto de países «entiendan que Hamás no es solo el enemigo de Israel, sino que lo es del mundo entero».
Para el también israelí Shoval Abend Plotzki, que tiene a dos tíos secuestrados en Gaza, la guerra abierta ahora entre Israel y Hamás es la suma de dos tragedias terribles que sufren los civiles de uno y otro bando, y afirma que cada vida importa, ya sea la de un judío o la de un árabe.
Israel ha bombardeado la Franja de Gaza a diario desde los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre, y ha causado al menos 7.028 palestinos muertos y 18.484 heridos, según los datos del Ministerio de Sanidad gazatí, en manos de Hamás; mientras que el asalto del grupo islamista dejó unos 1.400 muertos en Israel y cerca de 5.400 heridos.
“Creo que todas las vidas de civiles tienen que preservarse y esa debe ser la gran prioridad de quien está al mando en nuestro gobierno, que metió la pata al no cuidarnos las espaldas en Gaza, igual que Hamás lo hizo no preocupándose de la vida de los ciudadanos de la Franja”, dice a EFE Shoval Abend Plotzki.
Hamás secuestró a sus dos tíos en el Kibbutz Beeri, una comunidad agrícola a tan solo cuatro kilómetros de la Franja de Gaza, y uno de los lugares donde más se ensañaron los milicianos islamistas, llegando a matar a un centenar de personas del millar de habitantes que había. Su tía está enferma y sigue un tratamiento para el que necesita cerca de 15 medicamentos al día.
“Hemos intentado contactar con Cruz Roja y todas las organizaciones humanitarias en Gaza para decirles que, sin medicinas, ella morirá. Si liberan a los rehenes en un mes, para mi tía será demasiado tarde sin sus medicamentos”, alerta este joven israelí, que no sabe si sus parientes siguen con vida porque no han recibido noticias suyas desde el ataque de Hamás.
Plotzki es partidario de que la población de Gaza reciba ayuda humanitaria, pero pide que el dinero que se transfiere a la Franja llegue directamente a aquellos civiles que lo necesitan, y no se desvíe para financiar la guerra con Israel.
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