“A mí, sinceramente, los muertos me dan igual”. Así lo dijo Andrea, una mexicana residenciada en Barcelona (España) desde hace casi una década, sin ningún signo de culpa. Esto para defender que bebe con sus amigos en la calle a pesar de las medidas de confinamiento.
Las reuniones de jóvenes en las playas de Barcelona hacen caso omiso a las restricciones del gobierno de Cataluña por la pandemia del coronavirus.
Los llamados «botellones» están prohibidos. Sin embargo, de noche este lugar se colma de la policía, reseñó El País.
Los que se saltan la norma se justifican entre la ignorancia: “Es la primera noticia. No tenía ni idea” y la rebeldía: “Si no hay discotecas, ¿dónde bebemos?”.
Agregó: «Después de tantos meses encerrados la responsabilidad no podía volver a recaer sobre ellos. Que lo asuman los políticos”.
Carlos, amigo de Andrea, trató de enmendar la escasa empatía de su compañera con otros argumentos. “No pueden evitar que bebamos. Si no hiciéramos el botellón aquí lo haríamos en un salón pequeño ¿Qué es más peligroso? Somos jóvenes, queremos socializar, tenemos ganas de pasarlo bien”, señaló.
Sin embargo, afuera de la realidad de los que acuden a estas convicatorias de esparcimiento, este julio, se registraron 107 muertos por el covid-19 en Cataluña.
De hecho, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, alertó el pasado jueves del aumento de jóvenes ingresados en la UCI.
España es uno de los países más afectados por la pandemia que acabó con la vida de más de 600.000 muertes en todo el mundo.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional