Organizaciones religiosas acudieron este 6 de enero, Día de Reyes, hasta los márgenes del río Bravo (río Grande en Estados Unidos) para llevar rosca (roscón) y regalos para los migrantes que aprovecharon para pedir al gobierno mexicano tres presentes para las personas en situación de movilidad: seguridad, empatía y libre tránsito por México.
Además de visitar el río Bravo, donde entregaron juguetes, rosca, chocolate, café y atole a más de 60 migrantes antes de que cruzaran el río, frontera natural entre México y Estados Unidos, con temperaturas gélidas, la organización Colectivo Ángeles Mensajeros estuvo en el albergue del Instituto Nacional de Migración (INM), donde también dio regalos y partió la rosca de pan.
“Este día el Colectivo Ángeles Mensajeros decidimos compartir con nuestros hermanos migrantes, con nuestros hermanos venezolanos, un pedacito de la rosca de reyes que simboliza la vista de los reyes al niño peregrino Jesús de Nazareth”, dijo Carlos Mayorga, director del grupo religioso apostado a un lado del Rio Bravo.
Tan pronto como comían, los migrantes atravesaban las aguas del río para intentar internarse en Estados Unidos.
“Estamos pidiendo tres regalos al gobierno mexicano para nuestros hermanos migrantes, el primer regalo es seguridad, ellos están aquí con el temor de ser víctimas del crimen organizado”. Así lo dijo Mayorga aludiendo a los secuestros de los que constantemente son víctimas.
Migrantes venezolanos y de otras nacionalidades hacen pedido el Día de Reyes
El segundo regalo al gobierno y a la sociedad mexicana para con los migrantes es la empatía porque «vienen sumergidos de países en la miseria, en la situación de pobreza extrema», indicó.
Y como tercer regalo que México les permita a los migrantes el libre tránsito por el país.
“Muchos de ellos nos han contado que no pueden subirse a los transportes foráneos porque no tienen credencial mexicana, eso los está orillando a transportarse en medios inseguros que los está llevando a la muerte”, indicó Mayorga refiriéndose al uso del tren.
El 2023 fue un año récord para la migración en México y Juárez se colocó como el epicentro de este fenómeno. Según las organizaciones humanistas, por esta ciudad cruzaron más de 100.000 personas.
“Nos da tristeza ver a familias completas, acabamos de conocer a una familia de 5 niños pequeñitos, algunos de ellos de brazos, que están buscando la manera de cruzar”, indicó el activista.
Un hombre vestido de ángel sustituyó a Melchor, Gaspar, Baltasar y a las tradicionales carrozas y caballos de Venezuela para sacarle una sonrisa de alegría a los niños y a sus padres, que no pierden de vista su objetivo.
Con rumbo a Estados Unidos
Antony Figueroa, de Honduras, apuraba a comer la rosca mientras observaba el río Bravo para cruzar a toda prisa, y buscaba un lugar para evadir a la Guardia Nacional de Texas.
“Ya estamos aquí, ya no podemos acobardarnos, vienen muchas personas de distintos países y vamos a intentar primeramente, Dios podamos cruzar con bien, a pesar de eso lo vamos a intentar, hay que hacerle frente a cualquier obstáculo”. Así lo dijo el hondureño que apenas bajó del tren se dirigió al punto 36 de la frontera entre Juárez y El Paso.
En los primeros días del año, México, último país de tránsito en el camino de los migrantes hacia Estados Unidos, registró una nueva y multitudinaria caravana migrante en el sur y el secuestro de 32 migrantes suramericanos y centroamericanos en el norte del país, muestras de que la dramática crisis migratoria no tiene perspectivas de mejorar en 2024.
En 2023 se registraron cifras históricas de personas que buscan entrar a Estados Unidos en la frontera con México, donde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP, en inglés) confirmó hace dos semanas que de enero a noviembre se dio la llegada de más de 2,2 millones de migrantes a Estados Unidos.