Una de las dos lenguas de lava del volcán Cumbre Vieja de la isla española de La Palma, en Canarias que arrasaba todo a su paso se detuvo. Así anunció el jueves el comité de emergencia, en una jornada en la que el rey Felipe VI visitó a los afectados.
«Una de las lenguas está detenida», dijo a la prensa María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN), en la comparecencia tras la reunión del Comité Director del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias).
En cuanto a la otra, sigue su avance, pero mucho más lento que anteriormente, a unos 4 metros por hora, añadió la directora del IGN en el quinto día de erupción.
Blanco aclaró que ello no significa que el volcán haya perdido fuerza en Canarias: «El centro de emisión sigue activo, con una columna que alcanza los 4500 metros de altitud».
La lengua en activo tiene 12 metros en su punto más alto y 500 de ancho, precisó Blanco, unas dimensiones que explican la lentitud del avance.
El sistema de medición geoespacial Copernicus explicó que la lava destruyó 350 edificaciones y cubrió 166,2 hectáreas, en una isla que tiene en el cultivo del plátano su principal actividad económica.
Los datos suponen un incremento de 30 edificaciones y 12 hectáreas destruidas respecto al miércoles.
Además, la erupción del Cumbre Vieja provocó ya la evacuación de 6.100 personas, entre ellas 400 turistas, pero no hay que lamentar ni heridos ni muertos.
De momento, sin llegar al mar
El motivo de la detención o ralentización de una colada es que cada vez le cuesta más avanzar porque tiene que ir incorporando todo el material que ya está depositado, que ya es de un gran volumen, que está frío en su superficie.
Llegado cierto punto, añadió Blanco, las características del terreno tienen un papel fundamental en el avance destructivo. No solo depende de la emisión, de la temperatura y de la fluidez de las lavas, también de la topografía.
«Posiblemente, la topografía tenga un dominio sobre la evolución de la colada«, sentenció la científica.
Además, Blanco confirmó que no se espera de momento que las coladas vayan a llegar al mar, como se temía por las reacciones que ello provoca.
«Con las velocidades que tienen ahora mismo y las tasas de emisión que estamos viendo por el centro emisor, hoy no va a llegar al mar, ni mañana tampoco», aseguró.
La llegada de la lava al mar se teme particularmente porque puede generar explosiones, olas de agua hirviendo o incluso nubes tóxicas.
Felipe VI garantiza ayuda
El rey Felipe VI visitó la isla acompañado de la reina Letizia y del presidente del gobierno Pedro Sánchez, que regresaba del debate de la Asamblea General de la ONU.
El monarca se encontró con quienes han tenido que abandonar sus casas y prometió que no van a faltar ayudas.
«Aquí están todas las administraciones representadas y ese compromiso es muy claro, van a hacer todo lo que está en su mano», dijo a la prensa.
«Son días y noches de tristeza inmensa y de angustia para tantas familias, como hemos visto ahora en esta visita», añadió.
«Costará mucho volver a la normalidad. Mucho, eso nadie lo puede negar, pero La Palma saldrá de eso», aseguró.
«Todas esas familias, a pesar del desastre que les ha golpeado, van a tener un futuro, porque entre todos vamos a ayudar a recomponer sus vidas».
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