Los glaciares ponen ante nuestros ojos los síntomas de la fiebre que castiga a nuestro mundo. Las montañas, con las cada vez más altas temperaturas, empiezan a “sudar”. La Tierra avisa que estamos en un punto en el que, tal y como lo dice la ONU, “si no tomamos medidas inmediatas, no habrá vuelta atrás”.
Un ejemplo claro de ello es que en agosto la NASA declaró “muerto” el glaciar islandés Okjökull por culpa del efecto invernadero: el primero en ese país. Ese glaciar perdió 97,5% de su masa de hielo.
A eso se suma que un estudio realizado por la Universidad de Columbia concluyó que los glaciares del Himalaya se están derritiendo al doble de velocidad que a finales del siglo pasado.
La investigación analizó las imágenes satelitales de los glaciares de la cordillera del Himalaya. Esta tiene 660.000 millones de toneladas de hielo distribuidas entre India, China, Nepal y Bután, en los últimos 40 años.
Entre 2000 y 2016, los glaciares del Himalaya han perdido 45 centímetros de hielo vertical cada año. Lo que representa el doble que entre 1975 y 2000.
Pruebas del derretimiento de los glaciares
Joshua Maurer, candidato a un doctorado en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, aseguró que lo que está ocurriendo es la imagen más clara hasta ahora de lo rápido que se están derritiendo los glaciares.
La superficie de los glaciares no se derrite de forma uniforme. Las pérdidas anuales recientes han promediado alrededor de 8.000 millones de toneladas de agua o el equivalente a 3,2 millones de piscinas olímpicas, dice Maurer. Las elevaciones más bajas incluso han llegado a perder superficies de hielo de hasta 5 metros al año.
De hecho, un informe del International Centre for Integrated Mountain Development, Icimod, asegura que de no reducirse las emisiones de combustibles fósiles y otros gases de efecto invernadero, para 2100 el Himalaya podría haber perdido 66% del hielo de los glaciares.
Los investigadores descubrieron que durante los primeros 16 años del siglo XXI las temperaturas en la parte de Asia donde se ubica esta cordillera aumentaron en promedio un grado centígrado.
El aumento en la temperatura provocó que cientos de alpinistas que fallecieron congelados en el Himalaya reaparezcan con cada vez más frecuencia, especialmente en el monte Everest, donde por lo menos 280 escaladores han fallecido intentando llegar a su cima.
Los cadáveres que resurgen allí son una metáfora horrorosa de lo que le estamos haciendo al planeta y advierten de lo que nos podría pasar por cuenta del calentamiento global, agregan los investigadores.
Su importancia
Los glaciares son mucho más que picos helados de montañas. Son piezas claves en el ámbito natural y humano.
Sin los glaciares, las comunidades que viven en la alta montaña asiática no tendrían cómo obtener agua, afirman los investigadores del estudio.
Además, los científicos temen que “una disminución gradual del suministro de agua a las llanuras densamente pobladas en la India, Pakistán y China podría aumentar las tensiones geopolíticas locales e internacionales”.
Las fuentes energéticas también se ven comprometidas con el apresurado derretimiento de los glaciares, porque en el momento en que los ríos de la zona pierdan caudal la creación de energía eléctrica se volverá más complicada.
Asimismo, crecerá el riesgo de avalanchas e inundaciones debido al aumento de lagos inestables.
Para las especies de la zona –como por ejemplo lagures, yaks, takines, leopardos de las nieves–, “el deshielo significa directamente una pérdida de territorio, reducción de área reproductiva y de crianza, afirmó Laura Baldrich, bióloga de la Universidad de los Andes.
Además, el aumento inicial del torrente de los ríos hace que algunas clases de peces sean cazadas antes de su edad reproductiva. «Es decir, antes de dejar sus crías, muchas especies estarían en peligro y esto afectaría profundamente los ciclos biológicos y alimenticios del lugar”, añadió.
En segundo lugar, el deshielo aumenta el nivel del mar y transforma las dinámicas de los ecosistemas marinos, dijo Juan Mauricio García, docente investigador del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad El Bosque.
“Esto ocurre porque hay cambios en la temperatura del mar. Especies como el krill o los corales, que son muy sensibles, disminuirían, lo que causaría una cadena catastrófica”, explicó.
La situación en los Andes
En este lado del planeta, la situación de los glaciares de los Andes no es muy distinta.
Un grupo de investigadores analizó 30.000 imágenes satelitales de toda la cordillera de los Andes, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego. Las fotos fueron tomadas durante 19 años.
Los investigadores observaron que las consecuencias de la crisis climática son palpables en vastas zonas, especialmente en la Patagonia, donde siguen retrocediendo año tras año, y algunos de ellos, cada vez más rápido.
El estudio, publicado en la revista Nature Geoscience determinó que el adelgazamiento total en promedio es de 13,7 metros.
“Esto está en sintonía con lo que está pasando en otras partes del mundo y tiene que ver con el cambio climático y el calentamiento global específicamente”, dijo a la agencia EFE Pierre Pitte, uno de los investigadores que participó en el informe.
Los datos más graves del trabajo son los de la Patagonia, los Andes centrales y los Andes áridos, áreas situadas en Chile y Argentina.
El sur de la Patagonia, donde se concentra gran parte de la superficie glaciar andina, presenta la pérdida de masa más severa, con 86 centímetros de adelgazamiento al año, lo que supone 16,3 metros perdidos por glaciar en 19 años.
En este territorio, que se extiende por el sur argentino y chileno, se encuentran algunos de los glaciares más conocidos de los Andes, como el Perito Moreno, foco del turismo mundial.
Otros grandes glaciares patagónicos como el Upsala (765 km²) y el Viedma (977 km²) pierden unos 15 metros de altura al año en su parte frontal, lo que equivale, según Pitte, a perder anualmente “un edificio de seis o siete pisos”.
“La morfología de los Andes que conocemos ha sido modelada a lo largo del tiempo por los glaciares, y su retroceso es una señal de alerta y una pérdida potencial de patrimonio absolutamente invaluable”, concluyó el científico.
El deshielo en Colombia
En 1889, Agustín Codazzi publicó su Atlas geográfico e histórico de la República de Colombia, en el que describió 13 montañas glaciares. Pasados 130 años desde su publicación, solo quedan 6 de estos ecosistemas en el país, los cuales, advierte el Ideam, “están próximos a la extinción”. Según cálculos de esta entidad, en 2050 podría desaparecer el último glaciar colombiano.
El incremento de las temperaturas y la falta de nieve necesaria han tenido como resultado que entre 1980 y 2016, 61% del área glaciar de Colombia haya desaparecido. Este derretimiento es más del doble del registrado entre 1930 y 1950, período en el cual el deshielo de los glaciares colombianos alcanzó 23,5%.
Este proceso viene siendo monitoreado en el país desde el año 1850, cuando Colombia contaba con 349 kilómetros cuadrados de área glaciar. Hoy tan solo quedan 37 km², representados en 2 sierras nevadas (El Cocuy y Santa Marta) y 4 volcanes nevados (Ruiz, Santa Isabel, Tolima y Huila). Es decir, el país ha perdido 92% de su área glaciar en los últimos 150 años.
Actualmente, el área glaciar colombiana representa 0,16% de este tipo de sistema en Latinoamérica. En comparación, el área glaciar del país es pequeña frente a la del resto del continente.
Este tipo de hielo cumple la función de ser modificador de las formas superficiales de las montañas por sus movimientos. Además, a medida que el agua que se produce a partir de los glaciares baja por los afluentes hídricos, aumenta la cantidad de especies que allí habitan, dice el documento Glaciares de Colombia, más que montañas con hielo, publicado por el Ideam.
Los datos del dramático y veloz derretimiento de glaciares en Colombia se suman a los hallazgos a escala mundial de la preocupante situación que enfrenta el planeta en esta materia. Algo que deberíamos tratar de impedir, por la salud de la Tierra y el futuro de todas las especies que la habitamos.