El departamento de Lambayeque, en el norte del Perú, sufrió los estragos del ciclón Yaku en el primer semestre de 2023. Como consecuencia, centros poblados y caseríos quedaron aislados por las intensas lluvias y el desbordamiento de ríos, dejando incomunicada y aislada a cientos de comunidades, cuyos habitantes se vieron privados del derecho a acceso a servicios de salud vitales, especialmente las mujeres y adolescentes.
En esta realidad crítica, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva para las mujeres se convirtió en una apuesta por la vida o la muerte. La amenaza del incremento en la morbilidad y mortalidad materna resonó en las áreas impactadas, donde la presencia y acceso a centros de salud era muy limitada, sino inexistente.
Ante esta situación, el proyecto “Salvando Vidas” desplegó brigadas en Lambayeque, Piura y Tumbes con la misión de identificar y brindar servicios esenciales a las personas vulnerables que han sido afectadas por la crisis climática y que necesitan apoyo hoy más que nunca.
En el epicentro de este esfuerzo se encuentra la obstetra, Sara Dioses, una de las brigadistas del servicio de salud sexual y reproductiva del Proyecto “Salvando Vidas” del UNFPA con el socio en la implementación Prisma, en la región de Lambayeque. Cada una de estas brigadas que trabajan en Tumbes, Piura y Lambayeque, está compuesta por tres obstetras, quienes viven y han trabajado en las localidades que hoy recorren como parte del proyecto.
Sara deja su hogar en Chiclayo, desde tempranas horas de la mañana, para unirse a sus compañeras en un viaje que las lleva a través de zonas peri-urbanas y rurales afectadas por la ocurrencia de lluvias, al encuentro de mujeres y adolescentes que necesitan de estos servicios que salvan vidas con urgencia.
Las visitas diarias que realiza en Chiclayo, Mórrope, Túcume, Olmos y sus diferentes caseríos, le han permitido compartir y analizar la realidad que viven muchas mujeres, cada una con una historia distinta.
Sara enfrenta muchos retos
“Todos los días nos enfrentamos a muchos retos, la escasez de insumos en los centros de salud, al fuerte sol, los perros que nos reciben en cada hogar y a la delincuencia que asecha al paso en los lugares de alto riesgo, a los cuales hemos asistido porque hay mujeres que necesitan los servicios” comenta Sara, en un momento de descanso dentro de su rutina.
Para Sara, llegar a cada hogar y poder informar sobre los servicios de salud sexual y reproductiva es una gran satisfacción, ya que puede ser el momento preciso donde una mujer este esperando una luz de esperanza que le permita actuar o tomar una decisión en su vida. Muchas de ellas no conocen sus derechos y las instituciones que las puedan ayudar, más aún en estado de emergencia.
“Como brigadista y obstetra, no solo llevo un servicio de salud sexual y reproductiva, sino también la información necesaria para que las mujeres se informen sobre sus derechos y puedan decidir sobre ellas mismas, ya que en muchas zonas existe el machismo y la mujer es muy sumisa ante su pareja; falta que la mujer se empodere y tome sus propias decisiones”.
Los diferentes casos que encuentra Sara en su día a día y los retos que afronta, han sido motivo para seguir llevando ese granito de esperanza a cada mujer que visita.