Los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren se proclamaron vencedores del debate entre aspirantes demócratas a la Casa Blanca celebrado este martes en Detroit, un enfrentamiento del que salió debilitado el ex congresista Beto O’Rourke.
Sanders demostró ser uno de los candidatos que mejor logró exponer su mensaje en el escaso minuto de tiempo que la cadena CNN, responsable del debate, estableció por turno, y además fue el que se mostró más combativo.
Un claro ejemplo fue cuando, al defender su plan de sanidad pública para todos, el congresista Tim Ryan le acusó de no saber si esta opción ofrecería una mejor cobertura que los seguros privados. Sanders le cortó en seco: «Claro que lo sé. ¡Yo escribí la maldita ley!».
En una línea similar se pudo ver a Warren, quien no dudó en recurrir al derecho a réplica en numerosas ocasiones para corregir o contradecir a sus oponentes. La senadora afianzó, además, su imagen como la aspirante con las ideas más claras y las propuestas más trabajadas, y aprovechó su participación para insistir en su mensaje de que las clases altas deben hacer más por el país, lo que posibilitaría financiar muchas de sus propuestas en educación, sanidad e igualdad social.
La victoria de Sanders y Warren es especialmente significativa porque ambos son los dos grandes guías del ala más progresista del partido y muchos de sus correligionarios pretenden desmontar sus propuestas con la esperanza de poder robarle votantes a Donald Trump.
Mientras, analistas políticos recomendaron a O’Rourke que abandone la idea de optar a la presidencia y se centre en Texas, con la esperanza de hacerse el año que viene con el escaño que estará en juego en las elecciones y que podría resultar determinante a la hora de conseguir una mayoría demócrata en la Cámara Alta.