Sadiel, de 12 años de edad, practica natación y taekwondo. Uno o dos días a la semana recorre las calles de Pachuca para vender paletas artesanales. Tiene Síndrome de Down y aunque solo pronuncia un puñado de palabras, sabe dar las gracias a sus clientes y, también a quienes rechazan su producto y su persona.
La venta de las golosinas no genera grandes ingresos a Sadiel, pero elaborar dulces y venderlos, le ayuda a conocer la dinámica de un trabajo, a sociabilizar, a contar el dinero y, a ser resiliente ante el rechazo, comenta Sayori Aguirre, madre del niño.
En México, las personas con discapacidad tienen pocas oportunidades para entrar al sector productivo; solo una de cada 10, logra un empleo, de acuerdo con la investigación “Discriminación Estructural y Desigualdad Social” del Conapred.
Con permiso de Sayori, La Silla Rota Hidalgo acompañó una tarde a Sadiel a ofrecer sus productos. Aquí le contamos la aventura.
El brillo de las monedas
Hace cuatro meses, Sadiel comenzó con la elaboración de las paletas a las que bautizó como Oreo Pops; son galletas cubiertas de chocolate con chispas de colores, coco o nuez.
Cada lunes, coloca 20 paletas en un canasto rojo y sale a ofrecerlas por negocios y calles de la colonia San Cayetano, situada a unos 15 minutos del centro histórico de Pachuca. En ocasiones también venden durante los domingos.
Hoy entró a la cocina económica “Lupita”, la cocinera tomó una paleta del cesto y extendió tres monedas a Sadiel, cuando el menor las sintió en sus manos, su sonrisa brotó y comenzó a contarlas meticulosamente, eran 15 pesos, no había que dar cambio. Las metió a la pequeña mochila que lleva cruzada al pecho y dijo gracias.
Continuó su recorrido por pollerías, farmacias, carnicerías, estéticas, o cualquier negocio situado en la avenida. Sadiel entra, saluda y ofrece los dulces. La mayoría de veces lo hace con señas porque no puede pronunciar algunas palabras, lo que sí puede decir claramente es que cada paleta cuesta 15 pesos. En todo momento, su madre lo ayuda, le enseña a contar las monedas y a regresar el cambio.
Con los clientes con los que tiene confianza choca los puños, esa es su forma de despedirse. Y a todas las personas sin olvidarlo, les pide un like para su página oficial de Facebook: T21 Sadiel Armando, donde aparece su rostro con sus característicos lentes. La fotografía está en gama amarilla y azul, los colores representativos del Síndrome de Down.
Sadiel camina por más de una hora de negocio en negocio. Cuando llega al bulevar Colosio cruza el puente peatonal y continúa por la calle principal de la colonia Palmar hasta la avenida Bonfil, cerca de los tacos de Don Chucho, quien no todas las veces le compra, pero la mayoría de ocasiones le da una moneda. El recorrido termina a las 6:00 pm cuando llega a su escuela de taekwondo y entra a sus clases.
Emprendimiento, una oportunidad real de trabajo
Sadiel ha adquirido habilidades pedagógicas con sus actividades escolares y extracurriculares. Sayori explica que las personas con Síndrome de Down, como su hijo, cuentan con destrezas que les permiten autonomía para trabajar, tomar decisiones y vivir su vida laboral, pero considera que es importante que las oportunidades de trabajo sean reales.
Hacer, promocionar y vender las Oreo Pops es parte del “desarrollo prelaboral y para la vida”, explica el especialista Alejandro Moreno Lozano, doctor en Educación, así como en Investigación Educativa.
Una característica de las personas con Síndrome de Down es que son muy carismáticos, pero también bastante voluntariosos, lo que propicia que en determinado momento no quieran desempeñar alguna actividad. En el caso de Sadiel, el emprendimiento lo enseña a ser tolerante y aguantar una jornada laboral.
Moreno Lozano menciona la importancia de que el Estado, en conjunto con corporativos con visión social, contraten a personas con Síndrome de Down. Explica que todos con independencia de las características físicas e intelectuales, nacen dignos y tienen derecho a la educación, salud y a tener un trabajo.
“La visión del empresario siempre es generar ganancias y tenemos que quitar esa visión materialista para generar un bienestar social que tiene que ver con darle oportunidad al otro para que se sienta realizado. El fin de un trabajo es tener recursos para vivir dignamente, pero también para realizarte, para sentirte pleno, completo, feliz”, dijo.
Desafiando los pronósticos
Sadiel nació una semana antes de lo previsto, un 15 de septiembre a las 11:25 pm en Acapulco, Guerrero, de donde es originario al igual que su mamá.
Los resultados de su cariotipo anunciaron que tenía Trisomía 21, comúnmente conocida como Síndrome de Down, que es un trastorno genético de los cromosomas del par 21 que provoca retraso intelectual y del desarrollo.
Desde los 40 días de nacido comenzó con estimulación temprana, equinoterapia, terapia con delfines y ha cursado ciclos escolares en escuelas regulares, actualmente está en el Centro de Atención Múltiple (CAM) número 3 de Pachuca, dirigido a necesidades educativas asociadas con la discapacidad.
También va a clases de natación porque sueña con competir. Los lunes asiste a taekwondo y está por conseguir la cinta de color marrón. Los dos deportes los practica desde hace siete años y esto le ayuda a ser disciplinado, a procurar su salud y lograr masa muscular, que es complicada de obtener en personas con Síndrome de Down.
“Sadiel ha desafiado todos sus pronósticos, tristemente en México las personas que conforman la parte médica no tienen sensibilidad de darte la noticia. No le daban ni tiempo de vida, me considero su fan, estoy orgullosa de él, son personas que te dan muchos aprendizajes”, menciona Sayori.
Alejandro Moreno fue director en el CAM de la capital y en este lugar conoció a Sadiel, por ello considera que su caso es “paradigmático, un parteaguas y una muestra precisa” de que la estimulación a temprana edad brinda buenos resultados.
“El contexto favorecedor de Sadiel tiene que ver con que nace en una familia donde es aceptado, estimulado y donde es potenciado. Sadiel está rodeado de amor, pero también de la exigencia justa. ¿Qué quiero decir?, que, si en determinado momento llega a cansarse, puede descansar, pero después la tarea la debe realizar”, afirma.
Hace falta sensibilización en la sociedad
Sadiel empezó a vender en los negocios cercanos a su casa, poco a poco logró recorrer más lugares y ahora camina durante una hora ofertando sus paletas, pero Sayori recuerda que los primeros días de venta no fueron fáciles.
Al principio se enojaba y frustraba cuando las personas no le compraban, pero con el tiempo Sadiel entendió que no pueden todos adquirir sus Oreo Pops.
La mayoría de las personas son amables, hay algunas que lo ignoran, otros lo observan y no le contestan, unos más juzgan que venda en las calles sin saber que es parte de su emprendimiento y formación laboral.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional