Al constatar la caída del rublo, Natalia Proshina corrió hacia el banco: al igual que ella, muchos otros rusos temen la evaporación de sus ahorros tras las sanciones occidentales impuestas por haber invadido a Ucrania.
Este lunes, la divisa rusa cayó a mínimos históricos, cotizando por la mañana a 100 rublos por un dólar.
Este hundimiento despertó en muchos rusos, ya estresados por el conflicto, el recuerdo de la inestabilidad financiera en la década de 1990, cuando millones de personas vieron en un soplo evaporarse sus ahorros bancarios por efecto de la devaluación del rublo y la inflación galopante.
«Por supuesto, en cuanto me enteré de que el rublo se había desplomado, corrí hacia mi banco», señala Proshina, cliente de la banca VTB, la segunda mayor institución financiera rusa, sólo por detrás del Sberbank, ambos blanco de las sanciones anunciadas.
Experiodista de la televisión soviética, Natalia, de 75 años, se aprestaba a «retirar (todo su) dinero para no perder de nuevo todo», como ya le ocurrió durante la crisis financiera de 1998.
«Entonces perdimos todo nuestro dinero, incluido el que mi marido había obtenido (en una misión) en el exterior», recuerda esta septuagenaria.
«Ya no me quedan ganas de hacerle el juego al Estado (…) que puede muy fácilmente decretar la ley marcial y confiscar mis ahorros en cualquier momento», so pretexto de la guerra en Ucrania, exclama con un tono castrense.
Temor por el futuro
Ante la entrada del mismo banco, ubicado en pleno centro moscovita, Alexánder Zuiev, de 40 años, espera turno para ser recibido.
«Creo que retirar efectivo es lo más razonable en la actual coyuntura», afirma. «Todos debemos tratar de cubrir nuestras necesidades, dado que nadie sabe qué va pasar», añade.
Detrás suyo, Eduard Sissoiev, militar retirado de 51 años, comienza a perder la paciencia. Afirma que no pudo retirar dinero en efectivo en otra sucursal del mismo banco.
Cree que «90% de los rusos se apresurarán a retirar rublos y convertirlos en dólares, bienes inmobiliarios o en oro», aunque aún no se haya observado este lunes un movimiento de pánico masivo.
«Es la población la que pagará los platos rotos de este banquete militar», señala refiriéndose a la invasión a Ucrania lanzada el jueves por el presidente Vladimir Putin.
Rustam Iakovlev, también moscovita, pronostica un pánico general.
«Aunque el Banco Central (de Rusia) asegure que todo irá bien, la gente va a entrar en pánico y retirará todos su dinero», anticipa este ingeniero de 50 años.
«Ya ninguna confianza»
El Banco Central ruso anunció este lunes un fuerte aumento de su tasa directriz, en 10,5 puntos, hasta 20%, luego de haberlo intentado todo a partir del jueves para «estabilizar la situación», interviniendo en el mercado de divisas.
En San Petersburgo unas quince personas aguardaban este lunes de mañana la apertura de una sucursal de la filial rusa del banco austriaco Raiffeisen.
Entre éstas, Svetlana Paramonova, de 58 años, afirma que desea «retirar todo su dinero para guardarlo en casa». «Es más seguro, puesto que ya no entendemos nada de lo que está pasando», resume.
A su lado, Anton Zájarov, de 45 años de edad, desea hacer lo mismo, dado que «ya no tiene ninguna confianza, ni en el poder ni en los bancos«.
La volatilidad del tipo de cambio de la divisa nacional, consecuencia de las duras sanciones occidentales, hará «bajar el nivel de vida de aquí a un año», señaló a la AFP Alexéi Vedev, analista del instituto económico Gaidar.
«Pero el descontento de los rusos solamente se desbordará si su nivel de vida cae tres veces en relación al actual», matiza Serguéi Jestanov, consejero en asuntos macroeconómicos de Open Broker.