Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua, llamó este martes «ilusos» a los opositores que esperaban la renuncia de su esposo, el presidente Daniel Ortega. Esto luego del inicio del estallido social contra su gobierno en abril de 2018.
«Hemos venido desde el sufrimiento del año pasado, desde el odio y la destrucción que instalaron los ilusos. Creyeron que el pueblo iba a dejarse desplazar del poder», dijo Murillo, en una alocución emitida a través de medios del gobierno.
A mediados de abril de 2018 estalló una crisis sociopolítica que no ocurría en Nicaragua desde los años 1980 a 1990, con el mismo gobernante. Esta situación ha dejado cientos de muertos, presos, heridos y desaparecidos, en protestas antigubernamentales.
Las protestas masivas fueron disgregadas con la llamada «Operación Limpieza». Fuerzas combinadas del gobierno, que incluyó a policías y paramilitares, atacaron con armas de guerra a manifestantes y ciudades que rechazaron a Ortega.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dijo que la reacción violenta del gobierno ha dejado al menos 328 muertos en 17 meses. Los organismos locales hablan de 595 víctimas, y las autoridades admiten 200.
Ortega insiste en ser víctima de un golpe de Estado fallido. «Somos fuertes porque estamos llenos de amor, no pudieron, ni podrán», resaltó Murillo.
Llamados despectivos usados por la pareja presidencial
Los discursos de Murillo son conocidos por llamar de forma despectiva a las personas que no pertenecen al oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional.
El presidente Ortega también se ha dirigido a los opositores como miserias humanas. Por otro lado, se ha referido a obispos, periodistas o ciertos diplomáticos extranjeros, como golpistas.
Desde hace un año las expresiones de rechazo hacia Ortega están estrictamente prohibidas por la Policía de Nicaragua. Esto a pesar de que la medida atenta contra la Constitución, según los juristas.
Los opositores, que parecen ser mayoría, reclaman que elecciones de 2021 sean adelantadas, libres, transparentes y observadas. Esto sería parte de una solución pacífica a la crisis de Nicaragua. Pero Ortega en esta ocasión se niega a ceder.