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Río de Janeiro da inicio a su Carnaval: se esperan 100.000 personas por noche en el Sambódromo

Por AFP
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Con el esplendor de sus escuelas de samba, Río de Janeiro celebra el domingo y el lunes su famoso Carnaval, marcado este año por un mayor optimismo tras el cambio de gobierno y el fin de las restricciones de la pandemia.

Tras dos carnavales marcados por el covid, Río de Janeiro recupera su «carnaval pleno» y se dispone a celebrar «la vida y la democracia», dijo este viernes el alcalde Eduardo Paes, al entregar simbólicamente las llaves de la ciudad al personaje del Rey Momo, rito que da inicio oficial a los festejos.

Debido al coronavirus, la fiesta fue suspendida en 2021. En 2022 se celebró fuera de época, en abril, y solo con los desfiles en el Sambódromo, sin los blocos callejeros.

Río de Janeiro Carnaval

Los juerguistas asisten a una fiesta callejera llamada Carmelitas en Río de Janeiro, Brasil, el 17 de febrero de 2023. Foto: Tercio Teixeira / AFP

Río de Janeiro retorna a la normalidad y espera un Carnaval colorido

En su retorno a la normalidad, mientras las comparsas carnavalescas animan las calles desde la semana pasada, las escolas ultiman los detalles de sus suntuosos desfiles en el Sambódromo.

«Siempre damos lo mejor. No tenemos horarios, trabajamos de madrugada. Todo para hacer al público feliz», dijo a la AFP Rogerio Sampaio, uno de los numerosos miembros de la escuela Viradouro que pasaron los últimos meses confeccionando disfraces en los galpones de la Ciudad de la Samba, en el centro de Río de Janeiro.

La Liga Independiente de las Escuelas de Samba (LIESA) espera un público de 100.000 personas por noche en el Sambódromo, contando los más de 70.000 espectadores que caben en el recinto y los integrantes de las 12 escuelas.

Además de ser el primer Carnaval sin restricciones sanitarias, es el primero desde que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva asumió la presidencia, tras derrotar al ultraderechista Jair Bolsonaro, crítico de la fiesta.

Un juerguista actúa durante una fiesta callejera llamada Carmelitas en Río de Janeiro, Brasil, el 17 de febrero de 2023. Foto: Tercio Teixeira / AFP

Luz después de las tinieblas

Las agrupaciones tienen entre 60 y 70 minutos para desfilar por la avenida Marqués de Sapucaí (nombre oficial del Sambódromo) e impresionar a los jurados, que analizarán categorías como tema del desfile, samba, batería de percusión, trajes y carrozas.

Con sus trajes rebuscados, sus carros gigantes y su danza frenética, las escolas, nacidas en las favelas de Río de Janeiro, cuentan diferentes historias.

En los últimos años, denunciaron de forma más o menos explícita al gobierno de Bolsonaro, criticado por haber socavado los derechos de las minorías.

Y en los desfiles de este año, que empezaron a preparar a principios del pasado, vuelven a abordar temas sociales y políticos, como las raíces africanas de Brasil, personajes emblemáticos de la samba o las tradiciones culturales de la desfavorecida región del noreste.

«El Carnaval es un espejo de Brasil en diálogo con la cultura popular», dijo a la revista Veja Leandro Vieira, director artístico de Imperatriz Leopoldinense.

«Es un momento en que Brasil, ya sea en la cultura popular o en el campo político, precisa reafirmar aquello que tiene de mejor. No es una coincidencia, es la luz después de las tinieblas», agregó.

Así, Imperatriz hablará de Lampiao, el más famoso bandolero en la historia de Brasil, considerado un héroe por unos y un mero bandido por otros.

Mangueira rendirá homenaje al estado de Bahía y sus raíces africanas, y contará entre sus más de 3.000 componentes con la nueva ministra de Cultura, la cantante Margareth Menezes.

Al menos otras dos escuelas traerán a la pasarela culturas del noreste, como Mocidade y Tuiutí.

Grande Río, campeona del desfile en 2022, homenajeará al cantante Zeca Pagodinho, ícono vivo de la samba y la cultura carioca de música, cerveza helada y amistad.

La tradicional escuela Portela celebra su centenario con un enredo sobre su propia historia. Y Salgueiro recordará al carnavalesco Joãosinho Trinta, quien modernizó los desfiles de Rio a fines de los 80 introduciendo carrozas ostentosas y otras propuestas osadas.

Cientos de fiestas callejeras tradicionalmente se llevan a cabo cada año en la ciudad antes y durante el Carnaval de Río de Janeiro. Foto: Tercio Teixeira / AFP

Millones para la economía local

Además de su habitual crítica social, «este año Sapucaí es una gran expresión de alegría, de la vida y las conquistas, de las situaciones superadas», dijo a la AFP Adair Rocha, director del departamento de Cultura de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

La Alcaldía de Río de Janeiro estima que el Carnaval -incluido el Sambódromo y el Carnaval callejero- moverá este año 4.500 millones de reales (880 millones de dólares) en la economía local, incluida una ocupación hotelera prevista superior a 95%.

En el Carnaval callejero proyectan la participación de cinco millones de personas, para lo cual la Alcaldía de Río de Janeiro instaló 34.000 baños públicos por la ciudad.

El servicio público de limpieza recoge cada año unas mil toneladas de residuos durante los días de fiesta.

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