Un grupo de mujeres católicas se manifestaron en pie de guerra, reclamando voz en la toma de decisiones y voto. Las expresiones tienen lugar a pocos días para el comienzo del sínodo sobre la Amazonía, convocado por el Papa en el Vaticano.
Por primera vez fueron designadas mujeres consultoras de la Secretaría General del sínodo. Otras fueron designadas como expertas y auditoras, para la reunión de obispos que iniciará el lunes. Sin embargo, ninguna de las 20 religiosas que participan podrá votar, reseñó La Nación.
“Hay 180 padres sinodales con derecho a voto y ninguno es mujer”, dijo Zuzanna Flisiowska, directora de Voices of Faithen, durante un encuentro con corresponsales extranjeros.
Añadió: “Esto refleja cómo las mujeres estamos excluidas de las discusiones sobre el futuro de la Iglesia. Y más aún, en un sínodo sobre una región, la Amazonía. Donde, como indica el documento preparatorio, el rol de las mujeres, laicas y religiosas, es crucial para la fe”.
Deborah Rose-Milavic, estadounidense directora de Future Church, cuestionó por qué a las religiosas no se les permite votar, aún cuando representa una buena parte de los consagrados.
“En los sínodos recientes, a los hermanos religiosos se les ha permitido votar. ¿Por qué las hermanas religiosas, que representan el 80% de los consagrados y cuyas superioras tienen el mismo status que sus hermanos superiores, no tienen derecho a voto? Esto no es justo”, señaló Milavic.
Reconoció además que en el sínodo sobre los jóvenes que hubo el año pasado, en el que participó un puñado de mujeres que tampoco pudo votar, hubo un avance.
El documento final de esta reunión habló de la necesidad de una mayor “presencia femenina en los organismos eclesiales a todos los niveles, incluso en las funciones de responsabilidad». También de una «participación femenina en los procesos de toma de decisiones eclesiales con respecto al papel del ministerio ordenado”.
La hermana estadounidense Simone Campbell, conocida en Estados Unidos por haber lierado el proyecto Nuns on the bus, coincidió con las otras religiosas. “Nuestra voz y nuestro voto son necesarios”, dijo Campbell.
Amazonas
Recordó la importancia de las religiosas en la Amazonía, al evocar la figura de la hermana Dorothy Stang, una monja brasileña de origen estadounidense, que fue asesinada en 2005 por defender a los campesinos.
“Ella dio su vida por el Amazonas” subrayó, denunciando la incongruencia de que las mujeres religiosas no puedan votar, en un sínodo dedicado a las problemáticas de esta región.
Irene Gassmann, priora del monasterio benedictino de Fahr, en Suiza, con hábito negro y una chalina naranja, contó que se comprometió con la causa, después de peregrinar junto a un grupo de compañeras a pie, desde Asís a Roma, para llamar la atención, en julio de 2016. “Pero nadie nos recibió en el Vaticano, pese a nuestro pedido”, destacó.
En octubre de 2018, una foto de ella junto a otras hermanas, con un cartel con la leyenda de la campaña “voto para las mujeres católicas“, dio la vuelta al mundo. Después de la imágen “muchos obispos y cardenales se expresaron en favor del voto de las mujeres. Pero después no pasó nada, como puede verse en el próximo sínodo sobre la Amazonía”, lamentó. “Es importante que las mujeres estemos unidas, dialoguemos de forma honesta y también recemos para cambiar todo esto”, agregó.
Kate McElwee, directora de un organismo norteamericano que lucha para que las mujeres puedan llegar al sacerdocio, aboga por la misma causa. Adelantó que en los próximos días, en protesta por la falta de voz y voto, las mujeres harán manifestaciones “tipo guerrilla” cerca del Vaticano. Tienen previsto proyectar imágenes con el lema de la campaña por el voto a las mujeres. También en contra del silencio sobre esta delicada y postergada cuestión de la igualdad.
Francisco
El grupo de mujeres rescató y reconoció el papel del papa Francisco. Desde que fue electo, si bien reiteró el “no” a las mujeres sacerdotes, sí admitió que es urgente darle más espacio a las mujeres. De hecho, nombró a varias de ellas en cargos importantes del Vaticano, aunque no de primer orden.
“Yo soy admiradora de Francisco. Logró un cambio tremendo y ayudó a que las mujeres tengamos más influencia al cambiar la estructura de los sínodos. Le dio a las mujeres más espacio, al ayudar en los pequeños grupos linguísticos y poder participar como consultoras”, reconoció Milavec.
“Eso es un gran comienzo, pero queremos tener poder deliberativo, decisional”, insistió.
La italiana Paola Lazzarini, de la organización Mujeres para la Iglesia, contó un dato significativo. Después de que el documento preparatorio del sínodo destacó la labor de las mujeres en la Amazonía, escribió una carta al padre jesuita Giacomo Costa, secretario de la comisión para la Información del sínodo. Le preguntó por qué no iban a poder votar las religiosas que participan de la reunión.
“Él contestó diciendo, que era consciente de la contradicción, pero que era demasiado tarde para cambiar”, aseguró.
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