Raúl Castro, líder del Partido Comunista Cubano, descartó que el país esté cerca de una crisis económica similar a la que atravesó en la década del noventa, pero pidió a los ciudadanos prepararse para tiempos difíciles, en medio del cerco impuesto por Estados Unidos.
“No se trata de regresar a la fase aguda del ‘Período especial’ de la década de los años 90 (…) Hoy es otro el panorama en cuanto a la diversificación de la economía, pero tenemos que prepararnos siempre para la peor variante”, dijo Castro ante la Asamblea Nacional, en el discurso de proclamación de la nueva Constitución.
A comienzos de los años 90, la isla sufrió graves problemas económicos tras la caída del bloque soviético, etapa que se conoció como “Período especial”.
El colapso significó la pérdida de 85% del comercio exterior, incluidos combustibles y alimentos. El país se paralizó, hubo malnutrición y 45.000 cubanos protagonizaron la “Crisis de los balseros», un éxodo masivo en 1994.
En su nueva Constitución, Cuba reconoce el papel del mercado y de la inversión privada y extranjera en la economía, buscando reformas acordes con los nuevos tiempos, que le permitan crecer.
Sin embargo, el país ha sufrido en los últimos meses problemas en el abastecimiento de alimentos y hasta el recorte de las páginas en el diario oficial Granma, medida similar a la adoptada para afrontar la crisis de los noventa.
«Es necesario que estemos alerta y conscientes de que enfrentamos dificultades adicionales y que la situación pudiera agravarse en los próximos meses», dijo Raúl Castro, que gobernó Cuba entre 2008 y 2018, para luego dejar el mando en manos de Miguel Díaz-Canel.
Estados Unidos cuestiona el sistema político y el unipartidismo cubano, y acusa a al país de apoyar a Venezuela, incluso militarmente. Washington ha estrechado el cerco contra Nicolás Maduro.
Venezuela es un importante proveedor de combustible y consumidor de servicios médicos cubanos. A ello se suman las deficiencias en la administración interna, que le han generado a Cuba problemas de liquidez.
Además del embargo que aplica contra la isla desde 1962, Estados Unidos amenaza con activar desde mayo el capítulo III de la ley Helms-Burton, que permite demandar en tribunales federales de su territorio a compañías que se benefician de activos nacionalizados en Cuba después de la revolución de 1959.
“El incremento de la guerra económica, con el fortalecimiento del bloqueo y la continua aplicación de la ley Helms-Burton, persiguen el viejo anhelo de derrocar a la revolución cubana por medio de la asfixia económica y la penuria”, dijo Castro.
“Esa aspiración ya fracasó en el pasado y volverá a fracasar”, agregó.