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Rafael Correa: «No conozco un caso de un país que haya sido destruido tan profundamente en apenas 7 años en paz y en democracia»

por El Nacional El Nacional

Rafael Correa fue presidente de Ecuador durante tres mandatos sucesivos (2007-2017). Este economista y doctor en filosofía sigue presente en la política de su país a pesar de su auto exilio en Bélgica y una condena en 2020 a ocho años de cárcel por corrupción.

—¿Considera que la política es una profesión?

—No, yo creo que es una vocación y una misión. Por profesión se entiende como algo que sirve para ganarse la vida, como algo que ocupa, no que preocupa necesariamente. La política debe ser una pasión por tratar de mejorar la vida de nuestros pueblos. Y la única legitimidad del poder político es buscar el bien común.

—¿Qué aconsejaría a un joven que quisiera dedicarse a la política?

—Cuando era muy joven le pregunté a un jesuita amigo muy sabio un consejo para la vida y me dijo “ver claro, sentir hondo y obrar”. Ver claro es conocer la realidad, sentir hondo es ser solidario y condolerse con dolor ajeno. Y para obrar se requiere estar preparado, tener capacidad y de eso muchas veces no habla la izquierda. No basta con querer, hay que saber el camino y el voluntarismo incompetente ha hecho más daño a América Latina que la mala fe.

La vida es un constante aprendizaje. Cuando asumí como presidente muchas cosas eran como esperábamos y estábamos preparados para enfrentarlas, ahora otras muchas fueron inesperadas como la traición de Moreno. Aunque no lo crea y parezca exagerado, la política está llena de locos.

—¿De qué está usted satisfecho y de que se arrepiente en su labor política?

—Creo que siempre se puede hacer algo más, siempre se pueden hacer las cosas mejor. Pero estamos muy orgullosos de la gente que nos quiere, los pobres, migrantes, los afros, las minorías. Yo encontré un país donde la gente por todos los medios trataba de huir de su país y en nuestro gobierno se revirtió el flujo migratorio y la gente empezó a volver.

También me arrepiento de muchísimas cosas, sin embargo, en grandes líneas creo que el mayor error fue haber elegido a Lenín Moreno como candidato, nos engañó a todos. Más que error fue una traición, pero lo asumo como un error y lo asumo personalmente y moriré con esa culpa sobre mis hombros. Pero diría que el balance final es tremendamente positivo.

—¿Cómo fue fundar un partido político como Alianza País?

—Fue duro porque en el proceso se ven las pasiones, las vanidades y los egoísmos. Eso es lo que más detesto, estar planificando elecciones, los candidatos. Yo deseo ser político para transformar realidades y el poder político es la única alternativa para la izquierda. La derecha tiene el poder mediático y económico, tiene muchas formas para transformar o mantener el status cuo. El verdadero izquierdista debe tener sentido militante, no le debe importar el puesto. El fin último tiene que ser el bien común.

En Alianza País tuvimos graves problemas porque a diferencia de lo que sucedió en Brasil o Venezuela, nosotros llegamos al gobierno prácticamente sin movimiento. Alianza País se crea en abril de 2006 y en enero del 2007 éramos gobierno, por lo que tuvimos que seguir construyendo el partido desde el gobierno y ahí se juntaron muchas personas, no por el ideal sino por el poder

—¿Qué tres políticos destacaría por su admiración?

—Yo vengo de una izquierda cristiana por lo que le nombro dos santos que conocí en vida: Helder Cámera, que era llamado “el arobispo rojo” y el teólogo Leonidas Proaño, el obispo de los indios en Ecuador. Y en cuanto a dirigentes políticos Lula da Silva o Evo Morales, son personas que dieron su vida por los más pobres.

—¿Qué temas actuales del escenario mundial le preocupan?

—Una escalada de la guerra entre Rusia y Ucrania creo que podría desembocar en la tercera y tal vez última Guerra Mundial. Lo veo difícil no imposible. También está el conflicto entre Palestina e Israel. El mundo es una gran hipocresía, no depende de quién tenga la razón sino de quién tiene la fuerza e Israel está respaldada por las grandes potencias. Y la guerra geopolítica que se está dando, esta nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China.

Como temas estructurales veo el problema de la pobreza que genera migración, lo cual a su vez en Europa y en Estados Unidos impulsa a la extrema derecha. Y el cambio climático que el sistema capitalista no es capaz de resolver. Por ello se requiere una nueva lógica para enfrentarlo.

Y desde el punto de vista latinoamericano el desafío es sacar a la región del subdesarrollo. En la época de oro entre el 2002 al 2014 fuimos ejemplo para el mundo con la disminución de la pobreza y la desigualdad. Pero los medios de comunicación son un instrumento terrible y las derechas volvieron al poder. Para mí el principal problema para alcanzar el desarrollo es elegir mal a los gobernantes. Eso se expresa en elecciones como la de Milei en Argentina que propone cosas imposibles e indeseables y la gente lo vota. Se trata de una incapacidad para organizarnos y para tomar las decisiones correctas para poder superar, entre otras cosas, el extractivismo.

—Me gustaría que analizara la situación actual de Ecuador ¿cómo lo ve?

—Yo no conozco un caso de un país que haya sido destruido tan profundamente en apenas 7 años en democracia y en paz. Pasamos de ser el segundo país más seguro de América Latina con 5.8 homicidios por cada 100.000 habitantes a tener 44 homicidios en 2023, cinco veces más. Hoy estamos entre los cinco países más violentos del mundo.

Dejamos el país con una de las cinco matrices eléctricas más estables y amigables con el medio ambiente del mundo exportando energía a Colombia y Perú. Y volvimos a tener apagones y a importar energía de Colombia y Perú. Ahora tenemos el ingreso per cápita del año 2011, crece la pobreza brutalmente y crece la desigualdad. No he visto destrucción similar de un país en época de paz.

¿Y a qué se ve esto? al odio. El objetivo era eliminar el socialismo exitoso, porque el no exitoso les conviene. Destrozaron todo lo que hicimos, destrozaron la institución del estado, hay altas dosis de corrupción y un crimen organizado que ha infiltrado el Estado.

—El año que viene habrá elecciones ¿Cuál es su visión?

—Tendríamos mayoría si no hubiesen, entre tantas trampas, cambiado el método de asignación este año. Ganamos de lejos las elecciones locales, pero no hemos podido ganar las últimas elecciones presidenciales. En 2021 ni siquiera teníamos partido político y tuvimos que participar con un partido prestado. Además, la plana mayor de lo que era Alianza País está exiliada, presa o perseguida. Yo mismo no puedo volver al país. Si vuelvo saben que les ganamos todas las elecciones.

Lamentablemente al ecuatoriano y al latinoamericano no solo se le engaña, nos gusta ser engañados, como ese ludópata que no puede detenerse. En las elecciones pondremos todo de nuestra parte, pero ya está en manos del pueblo ecuatoriano el resultado.

Por: Manuel Alcántara / Latinoamérica21