El comandante ruso y oficial del FSB (los servicios de inteligencia rusos) Igor Girkin fue una pieza esencial durante la guerra del Donbás en 2014. Organizó las milicias de la autodenominada República Popular de Donetsk hasta convertirlas en un pequeño ejército bastante competente.
Al frente de las tropas rusas que invadieron el Donbás ucraniano en 2014 para ayudar a los independentistas prorrusos de Donetsk y Lugansk, su acción fue decisiva para lograr la victoria parcial de los separatistas.
Se destacó en varias batallas –como en la conquista de Sloviansk– y construyó el entramado civil y militar que dio forma a la administración prorrusa a imagen de las estructuras del Kremlin.
Su nombre, además, está manchado por los crímenes de guerra que cometió y que cometieron los soldados a sus órdenes.
El peor de todos, el derribo del avión comercial de Malaysia Airlines MH017 destruido en pleno vuelo por un misil ruso lanzado por las milicias de Girkin en julio de 2014. Murieron las 298 personas que viajaban procedentes del aeropuerto de Ámsterdam.
Antes de su paso por el Donbás en 2014, Girkin habría servido en la Transnistria ocupada, Chechenia y por la guerra de Bosnia y Herzegovina, donde se le ha acusado de participar en ejecuciones masivas de civiles.
Con ese expediente, ya retirado y convertido en un influencer de la propaganda política y militarista del Kremlin, Girkin debería estar encumbrado como un gran héroe de la Rusia de Putin.
Sin embargo, su figura es temida y denostada por las élites del Kremlin. El fanatismo nacionalista e imperialista del que hace gala lo han convertido en un incómodo personaje.
Más putinista que Putin, Girkin realiza sus videos de propaganda política flanqueado por una gran bandera de la armada rusa, popularizada en los últimos meses entre los sectores más ultras del nacionalismo ruso.
En sus videos no ahorra críticas para los jerarcas del Kremlin y el alto mando ruso por los continuos reveses de las tropas rusas en Ucrania.
Sus análisis, muy populares entre los más partidarios de la guerra, exacerban los ánimos de sus espectadores.
Fatalista y pesimista, anuncia continuamente el fracaso ruso en Ucrania por la incompetencia de sus líderes con la misma vehemencia con la que celebra los bombardeos rusos sobre las ciudades ucranianas.
Girkin se ha convertido en intocable. En algún momento cruzó una línea roja y el Kremlin se limitó a castigarlo enviándolo de nuevo a luchar al frente del Donbás.
No hubo anuncio previo de su movilización ni se sabe cuál de sus muchos comentarios incendiarios dirigidos a los ministros y generales rusos –incluso llegó a atacar gravemente a Putin– tocaron la fibra sensible que no debía.
Simplemente dejó de aparecer en su popular canal de Telegram y apareció, de repente, en una fotografía vestido con ropa de camuflaje en un cruce del frente del Donbás.
Tras 2 meses movilizado –sobrevivió a pesar de que Ucrania puso precio a su cabeza por 100.000 dólares–, Girkin recibió el perdón de los cortesanos de Putin y regresó a su canal de Telegram, donde sigue donde lo dejó antes de ir a la guerra: con sus habituales críticas y ataques feroces.
En una de sus últimas apariciones, Girkin dio voz y compartió la opinión de un voluntario en el frente de Ucrania.
Según él, Rusia aún no ha tocado fondo y tendrá que seguir replegándose en Ucrania, entregar ciudades e incluso regiones enteras debido a la incapacidad del Ejército ruso de hacer frente a las contraofensivas invernales que prepara el Ejército ucraniano.
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