Una turba torturó y quemó vivo a un hombre en el noroeste de Pakistán, tras haberlo acusado de profanar el islam y secuestrarlo de la comisaría donde estaba resguardado. Así lo informó este viernes la Policía del país asiático.
«(Los atacantes) llevaron al acusado a un puente cercano, donde lo quemaron tras torturarlo gravemente», afirmó a EFE un oficial de Policía, Rafi Ullah, destacado en la zona montañosa de Madyan de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa.
El incidente ocurrió en el conservador valle de Swat, que estuvo bajo control de los talibanes paquistaníes entre 2007 y 2009 hasta que el Ejército retomó el área.
La víctima se trataba de un turista de la ciudad paquistaní de Sialkot al que, según la versión policial, lo acusaron de profanar el Corán por los lugareños.
Los habitantes de la zona «lo habían rodeado en el mercado frente a su hotel», dijo Ullah, y lo rescató la Policía cuando trataba de huir con sus pertenencias.
Aunque a la víctima la trasladaron en una furgoneta a la comisaría de la zona, la turba creció en número debido a los llamados hechos desde las mezquitas y amplificados por los altavoces.
«La multitud que ya se había hecho grande siguió al vehículo policial e irrumpieron en la comisaría», añadió el oficial, incendiando a su paso el recinto policial y destruyendo varios vehículos policiales.
Ullah señaló que 11 personas también resultaron heridas en el incidente.
El jefe de gobierno de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, Ali Amin Gandapur, exigió un informe al jefe de la Policía provincial sobre lo ocurrido, además hizo un llamado a la población a mantener la calma.
Blasfemia: un tema sensible en Pakistán
La blasfemia es un delito y un asunto muy sensible en Pakistán, de mayoría musulmana, donde incluso las acusaciones sin pruebas pueden desencadenar una turba furiosa que a menudo conduce a la violencia, la tortura y, en ocasiones, el linchamiento.