La muerte de Felipe, duque de Edimburgo, activa automáticamente, como para otros miembros de la familia real británica, un plan bautizado en su caso «Forth Bridge», en honor de un puente cercano a la capital escocesa, perturbado sin embargo por la pandemia.
No habrá funeral de Estado
El palacio de Buckingham anunció este viernes que su esposa, la reina Isabel II, está «considerando» cómo llevar a cabo su funeral y los posibles actos oficiales de conmemoración. «Los detalles se confirmarán a su debido tiempo», precisó.
Sin embargo, el College of Arms, una organización estrechamente relacionada con la aplicación de los protocolos reales, dijo en su página web que el príncipe Felipe no tendrá un funeral de Estado y que su féretro no será expuesto al público.
Sus restos mortales reposarán en el castillo de Windsor, al oeste de Londres, antes de un funeral en la capilla de San Jorge «según la costumbre y los deseos de su alteza real», indicó.
Las ceremonias y homenajes tuvieron que ser revisados debido al covid-19. Para evitar el riesgo de contagios, la familia real pidió a los británicos que no vayan a las residencias reales, como el Palacio de Buckingham, a depositar flores, sino que hagan una donación a una organización benéfica.
También se publicó en Internet un libro de condolencias virtual.
Según las nuevas normas de relajación del confinamiento contra el coronavirus, vigentes a partir del próximo lunes, un máximo de 30 personas puede asistir a un funeral.
Simplicidad
La prevista sencillez de la ceremonia coincide con la personalidad del duque de Edimburgo, que quería un funeral «sin gran alboroto», según los columnistas reales.
Sin embargo, contrasta con los anteriores homenajes a miembros destacados de la familia real.
El féretro de la madre de Isabel II fue expuesto en Westminster Hall, el edificio del Parlamento de Londres, tras su muerte en 2002. Unas 200.000 personas marcharon para presentar sus respetos, con una cola de varios kilómetros de largo.
Felipe, antiguo comandante de marina, expresó su deseo de que su funeral fuese de estilo militar en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor.
Según medios británicos, el duque de Edimburgo no quería ser enterrado en la capilla de San Jorge ni en la abadía de Westminster, sino en los jardines Frogmore, contiguos al castillo de Windsor.
Esa finca alberga el mausoleo de la reina Victoria y su marido Alberto.
Eduardo VIII, que abdicó para casarse con la estadounidense divorciada Wallis Simpson, también está enterrado allí.
Protocolo
Parece que el consorte se implicó personalmente en los preparativos de su funeral, coordinados por la oficina del Lord Chamberlain en el palacio de Buckingham.
El Lord Chamberlain, actualmente William Peel, es el funcionario de mayor rango en la casa real y su oficina organiza ceremonias como recepciones oficiales y visitas de Estado.
Según el protocolo, el Lord Chambelán consulta primero con el primer ministro y luego con la reina para acordar el anuncio del fallecimiento y posteriormente del funeral de un miembro de la familia.
Luto nacional
A media asta, las banderas oficiales ondearán hasta las 8:00 locales del día siguiente del funeral.
Por su parte, el estandarte sobre la residencia real seguirá ondeando para simbolizar la continuidad de la monarquía.
Los miembros de la familia real y de la casa real vestirán ropa oscura y brazaletes de luto.
Normalmente el funeral de un alto miembro de la familia real tiene lugar ocho días después de su muerte, según la asociación nacional de oficiales cívicos.
También podrían guardarse dos minutos de silencio el día de las exequias.
El último gran funeral real fue el de la reina madre, poco más de un mes después de la muerte de su hija menor, y hermana de Isabel II, la princesa Margarita.