Este domingo 22 comienza la fiesta judía de las luces o las luminarias que finalizará a los ocho días, el 30 de diciembre. Hanukkah o Janucá significa «dedicación o inauguración».
Comienza en la víspera del día 25 del mes hebreo de Kislev y dura ocho días. Cada año varía de fecha al pasarlo a nuestro calendario gregoriano.
La celebración de las luces o luminarias recuerda el milagro que se originó en el segundo templo de Jerusalén hace más de 2.200 años cuando los macabeos se rebelaron contra los griegos. Estos, para purificar el templo, usaron una pequeña cantidad de aceite que, milagrosamente, permitió iluminarlo durante ocho días.
Por ello, los judíos encienden cada día una vela en un candelabro especial llamado «Januquiá«. Las velas son encendidas por un cirio separado llamado «shamash«, que es encendido primero y luego es usado para encender las otras velas.
Las velas son instaladas en la menorah de derecha a izquierda, pero son encendidas de izquierda a derecha. Mientras encienden las velas recitan bendiciones de agradecimiento.
Para los hebreros no es equivalente a la Navidad, pero sí es tiempo de alegría. Hay intercambio de regalos y comen «sufganiot», unos dulces típicos similares a buñuelos fritos que se preparan en aceite precisamente como homenaje al aceite que permitió el milagro.
Con el paso del tiempo la tradición ha evolucionado y también incluye monedas de chocolate para los niños.
Los niños reciben una peonza conocida como «sebibon» que es el juguete típico de la festividad. Esta tiene cuatro caras, cada una con una letra hebrea diferente que se gira con la mano y sin utilizar una cuerda.
No es casual. Los griegos le prohibieron a los judíos estudiar la Torá y los niños la estudiaban en secreto simulando jugar con sus peonzas por si les sorprendían los griegos.