La Amazonia brasileña se quema a un ritmo récord, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial que intensifican el escrutinio nacional e internacional a las políticas ambientales del presidente Jair Bolsonaro.
El alarmante aumento de los siniestros en la Amazonia brasileña se debe, en gran parte, al avance de la deforestación y no a la temporada seca, como indica el gobierno de Bolsanaro, dijo Paulo Moutinho, estudioso del IPAM, un organismo de investigación amazónica.
A juicio de Moutinho, la deforestación explica la mayor parte de los incendios. Históricamente, el fuego en las selvas está ligado al avance de la deforestación, combinada con períodos de temporada seca intensa.
Pero en este año 2019 no hay registros de una sequía tan severa como la de los años anteriores y existe un aumento sustancial de los incendios. Así que todo indica que la temporada seca no es ni de lejos el factor predominante. Si la sequía fuera más fuerte, las consecuencias del incendio en la Amazonia de Brasil serían peores.
¿Cómo se provocan los incendios?
Como explicó Moutinho, los incendios siempre tuvieron la mano del hombre; el fuego se usa para limpiar las áreas ya deforestadas, para abrir caminos o para preparar la tierra de cultivo. La falta de prevención hace que se propaguen a áreas que no se quería quemar y que están más secas. Muchas veces, si no se extinguen con la lluvia, terminan encontrando barreras de vegetación más densa y húmeda y se apagan.
¿Cuánto tardan en recuperarse las zonas afectadas por los incendios?
En la Amazonia, las llamas recorren el suelo de la selva y su acción es suficiente para causar la muerte de árboles muy grandes, hasta dos años después del incendio, afirmó Moutinho. El experto explicó que los árboles muertos pierden las hojas y eso hace que haya más sol entrando en la selva, lo que provoca que esa vegetación se vuelva más inflamable.
Si no hay nuevos incendios, tarda varias décadas en recuperar la misma densidad. En algunas regiones, las zonas quemadas son invadidas por otras especies de sectores más áridos, como los de la sabana, el segundo mayor bioma de Brasil.
¿Qué consecuencias dejan esos incendios?
De entrada se pierde diversidad biológica y la función de la selva, la de abastecer a la atmósfera de nubes para producir lluvia, según Moutinho. Pero además la humareda sobre las ciudades de la Amazonia deja graves consecuencias para la salud, y severos problemas respiratorios, lo que se traduce en daños económicos.
¿La política del gobierno de Bolsonaro incentiva los incendios?
Moutinho afirmó que el problema es muy grave y el gobierno debería iniciar inmediatamente una campaña de control y prevención de la deforestación. Es un proceso que hay que interrumpir. La ocupación ilegal de tierras públicas es un robo a los brasileños. En gran parte, la deforestación es para especular y revender esa tierra más tarde.
¿Qué porcentaje de la Amazonia se ha deforestado?
El área de la cuenca amazónica, que abarca Brasil y otros países, deforestada equivale al tamaño de Francia. Es más o menos un 20%.
Todavía queda un 80% del pulmón en pie. Aún es posible evitar un colapso funcional, pero la solución tiene que ser rápida. Hay que tener en cuenta además que la degradación de la selva no se da solo por la deforestación. También ocurre por el efecto del cambio climático, por fenómenos cada vez más frecuentes, como «El Niño», que trae mucha sequía a la Amazonia, expresó Moutinho.
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