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Putin lanza operación especial para retener el poder en ausencia de Navalni

por Avatar EFE

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha lanzado otra operación especial, en este caso electoral, para retener el poder hasta 2030. Lo tiene fácil, ya que con la muerte en prisión del líder opositor Alexéi Navalni, y la imposibilidad de registrarse del candidato por la paz, Boris Nadezhdin, se ha quedado sin rivales que puedan hacerle sombra.

Con un programa centrado en el estado de guerra como forma de vida y los programas sociales como reclamo, Putin espera salir reelegido el domingo con un apoyo récord del 80% de los votos, algo a todas luces viable, según las encuestas.

Eso sí, la anodina campaña de reelección de Putin se ha visto empañada por la multitudinaria muestra de repulsa contra el Kremlin durante los funerales de Navalni, al que los partidarios del opsotitor consideran responsable directo de su muerte.

Putin, 30 años como Stalin

Putin, que llegó al poder el 31 de diciembre de 1999, lo tiene todo atado y bien atado para seguir en el Kremlin otros seis años. En caso de ser reelegido, estará al frente del país durante 30 años, casi igual que el dictador soviético Iósif Stalin (1922-53).

Para ello, aprovechando la confusión creada por la pandemia del coronavirus (2020), reformó la Constitución que le impedía postular su candidatura. Putin, de 71 años de edad, puede presentarse ahora a la reelección dos veces más, este domingo y en 2030.

El segundo paso de esta operación especial fue el inicio de la campaña militar en febrero de 2022. El líder ruso ha apostado el todo por el todo por la victoria en Ucrania. La creación de un enemigo exterior y el silenciamiento de la disidencia interna hicieron el resto.

Como dejó claro en su último discurso sobre el estado de la nación, su futuro y el de Rusia están estrechamente ligados a la victoria en la guerra en Ucrania, algo que no está ni mucho menos garantizado.

Con todo, después de muchos meses de zozobra, la ofensiva rusa de octubre ha comenzado a dar este año sus frutos, lo que ha insuflado optimismo en el Kremlin. Todo lo que no sea hacerse con el control de todo el territorio de las cuatro regiones ucranianas anexionadas será considerado un fracaso.

La estrategia es arriesgada, ya que, aunque una mayoría de rusos sigue apoyando la campaña militar, más de la mitad preferirían que cesaran los combates y, por supuesto, solo una minoría está dispuesta a combatir hasta el final en el país vecino.

La alargada sombra de Navalni

Aunque el enemigo número uno del Kremlin, Navalni, estaba en prisión desde 2021, seguía participando activamente en la vida política a través de las redes sociales.

Navalni incluso anunció el 7 de diciembre una campaña contra la reelección de Putin al llamar a los rusos a votar a cualquiera de los otros candidaturas en discordia.

Esto irritó sobremanera al Kremlin, que decidió enviarle de la noche a la mañana a una cárcel en el círculo polar ártico, donde moriría súbitamente dos meses después.

La reacción de las autoridades, que se negaron durante más de una semana a entregar a la familia el cuerpo del opositor, la detención de muchos rusos que depositaron flores en su memoria y la obstrucción de los funerales, les delataron a ojos de muchos rusos, que acudieron en masa a la capilla ardiente y al entierro del político.

Unos analistas lo consideraron una demostración de fuerza. Otros, un grave error de cálculo de Putin, cuya legitimidad se vio erosionada.

La paz no puede ser candidata presidencial

Poco antes, la Comisión Electoral Central (CEC) ya le había restado cualquier tipo de intriga a los comicios al denegar el registro a Nadezhdin, el único aspirante que pedía el fin de la guerra en Ucrania, con argumentos que no convencieron a nadie.

La prensa había informado de que la Administración presidencial nunca permitiría que un candidato que abogara por la paz concurriera en los comicios, pero la oposición al Kremlin decidió intentarlo hasta el último momento.

Las colas para recolectar las 100.000 necesarias para el registro de Nadezhdin se convirtieron en la mayor protesta contra la guerra desde su inicio hace dos años. Pero la CEC se mantuvo en sus trece.

«Por supuesto, puedo soñar con que en víspera de las elecciones me restituyan. Hay precedentes. En Rusia ha habido ocasiones cuando las instancias judiciales superiores restituyeron candidaturas una semana antes de las elecciones, pero pienso que este no será el caso», comentó a EFE un resignado Nadezhdin.