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«Puedo dejar de tomar hormonas y mi cuerpo volverá a verse femenino»: la historia de dos jóvenes que decidieron regresar a su género de nacimiento

por BBC News Mundo BBC News Mundo

Los estudios sugieren que la mayoría de las personas que hacen la transición a otro género no tienen dudas y lo hacen convencidos.

Las investigaciones que se han realizado señalan que el número de personas que da marcha atrás es muy bajo.

Una de ellas reveló que la proporción de personas transexuales que regresan al género que les asignaron al nacer es de menos del 0,5%.

Pero Ellie y Nele pertenecen a ese pequeño porcentaje de personas que después del proceso, vuelven a plantearse si están a gusto con su nueva identidad.

Estas dos mujeres se conocieron y se enamoraron, pero sus viajes personales pronto tomaron un giro inesperado, hacia un destino que ninguna de las dos había previsto.

«Siempre sentí que teníamos una historia muy especial. Tenemos cuerpos especiales y una conexión única basada en la experiencia física que atravesamos».

Ellie tiene 21 años y es belga.

Su pareja alemana, Nele, tiene 24 años.

Ambas se sometieron a un tratamiento con testosterona para volverse más masculinas y se extirparon los senos en sendas cirugías de mastectomía doble.

Ahora han desandado el camino y viven de nuevo como mujeres, el género que les asignaron al nacer.

«Estoy muy feliz de no haberme sometido a una histerectomía», reflexiona Nele.

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«Significa que puedo dejar de tomar hormonas y mi cuerpo volverá a verse femenino».

Una histerectomía es una operación quirúrgica que consiste en extirpar el útero total o parcialmente.

El año pasado, ambas tomaron la decisión de dejar de tomar testosterona y comenzar a usar el pronombre femenino «ella» nuevamente.

Poco a poco, su propio estrógeno natural comenzó a feminizar sus cuerpos.

«Estoy muy emocionada de ver los cambios», dice Ellie.

Las facciones de sus caras se han suavizado, sus cuerpos se han vuelto más curvilíneos.

Pero el de tomar testosterona durante años ha tenido un efecto profundo e irreversible.

«Mi voz nunca volverá» a sonar igual, dice Nele.

«Me encantaba cantar y ya no puedo, como si mi voz fuera muy monótona. Ahora funciona de manera muy diferente».

«Cuando llamo a alguien por teléfono, sueno a género masculino», añade.

Las historias de estas dos jóvenes son complejas. No es la típica de las personas que han hecho la transición a otro género.

Y tampoco se deben tomar como un juicio sobre las decisiones de otras personas trans, ya sean hombres o mujeres trans, o personas no binarias.

No hay cosas «de chicos»

Ellie no recuerda haberse sentido incómoda cuando era niña.

Pero eso cambió cuando se llegó a la adolescencia.

«Me di cuenta de que estaba haciendo muchas cosas de chicos, y algunas personas no se sentían bien con eso, especialmente otros niños. Recuerdo que me llamaban cosas como ‘hermafrodita'».

Alta y atlética, el amor de Ellie por el baloncesto también fue señalado como «una cosa de niños».

A los 14 años, se dio cuenta de que se sentía atraída por otras chicas así que se lo contó a sus padres.

«Estaba saliendo con chicas y estaba feliz por eso», dice ella.

Entonces Ellie le dijo a su hermana que era lesbiana.

«Mi hermana me dijo que estaba orgullosa de la mujer en la que me estaba convirtiendo. Y de alguna manera eso desató una alarma para mí».

«Y recuerdo haber pensado: ‘¿Entonces, ahora soy una mujer? No me siento cómoda con eso’. No era que quisiera ser un niño, simplemente no quería ser una mujer. Quería ser neutral y hacer lo que quisiera», cuenta.

Nele es ilustradora. Sus dibujos aparecen en la web Post-trans.com, que ayuda a personas que como ella, decidieron revertir el proceso de cambio de género.

A los 15 años, Ellie creía que seguir siendo una mujer podría limitar sus elecciones en la vida.

Para Nele crecer como mujer tampoco fue divertido.

«Entre en la pubertad cuando tenía alrededor de nueve años. Tuve senos antes de darme cuenta de lo que significa tenerlos».

«Mi madre me prohibió salir con el pecho desnudo. Tuvimos muchas peleas porque pensé, ‘¿Por qué mi hermano puede salir con el torso desnudo?'»

«Obviamente, mi madre quería protegerme, pero no conseguía entenderlo en ese momento», cuenta.

A medida que Nele crecía, también tuvo que lidiar con la lujuria de algunos hombres.

Con su cuerpo desarrollándose rápidamente, Nele se vio a sí misma como demasiado grande.

Y con el tiempo desarrolló un trastorno alimenticio.

«Demasiado gorda, demasiado amplia. Los pensamientos sobre la necesidad de perder peso comenzaron muy temprano».

Nele se sentía atraída por las mujeres, pero la idea de salir del armario y revelar que era lesbiana era aterradora.

«Realmente tenía la imagen de que sería una mujer repugnante y que mis amigas no querrían verme más porque pensarían que podría intentar seducirlas».

A los 19 años, Nele se declaró bisexual.

Eso le parecía más seguro.

Pero la atención masculina no deseada y la incomodidad que sentía con su cuerpo femenino permanecieron con ella.

Nele fantaseaba con quitarse los senos.

Más tarde descubriría que los hombres trans se someten a mastectomías.

Estas son algunas de las ilustraciones de Nele para la página post-trans.com, que lanzó con Ellie, y en la que cuentan todo el proceso.

«Y pensé, ‘Sí, pero no soy trans’. Y luego dije: ‘¿Tal vez podría fingir ser trans?'»

«Y luego me puse a investigar mucho sobre el tema y me di cuenta de que muchas de las cosas que los hombres trans dicen que son, son muy similares a lo que experimenté. Era algo como ‘Siempre me sentí incómoda con mi cuerpo, y cuando era pequeña quería ser un niño'».

Transición o suicidio

La angustia que sienten las personas trans porque hay un desajuste entre su identidad de género y su sexo biológico se llama disforia de género.

Nele cree que su propia disforia comenzó alrededor de esta época.

«Pensé, en realidad, ‘no tengo que fingir ser trans,soy transgénero'».

Nele solo podía ver dos opciones: transición o suicidio.

Buscó ayuda de una organización de apoyo transgénero.

La enviaron a un terapeuta.

«Cuando llegué, pensé, ‘Sí, creo que podría ser trans’. Y él utilizó directamente los pronombres masculinos para mí».

«Me dijo que estaba tan claro que soy transgénero, que nunca había estado tan seguro con nadie más».

En los tres meses siguientes, Nele recibió un tratamiento de testosterona.

Su pareja Ellie también había tomado hormonas masculinas, en su caso cuando tenía 16 años.

YouTube

«Vi algunos videos de YouTube de chicos trans que toman testosterona, y pasan de ser una tímida lesbiana a un chico guapo que es súper popular».

«Me gustó pensar en mí misma teniendo esa posibilidad. Sentí que debería tener un cuerpo masculino».

Pero siendo tan joven, necesitaba la aprobación de sus padres para cualquier intervención médica.

El primer médico que visitó con ellos dijo que Ellie debía esperar.

No todos los efectos de la testosterona son reversibles. Nele lo cuenta en su página web.

Ella pensó que esa decisión era transfóbica y encontró a otro médico más positivo con su deseo de transicionar.

¿Efectos reversibles?

«Les dijo a mis padres que todos los efectos eran reversibles, lo cual es una mentira muy grande. Había investigado mucho y sabía que no se podía confiar en ese médico. Pero estaba feliz de que lo dijera, porque esa frase ayudó a convencer a mis padres».

El padre de Ellie, Eric, estaba preocupado por el impacto que la testosterona tendría en la salud de su hija, pero el médico lo tranquilizó.

«Todavía estábamos conmocionados por tener una niña que quería ser niño», recuerda.

«Y el médico dijo que las hormonas eran mejores para ella».

Eric y la madre de Ellie se sintieron perdidos en este nuevo mundo de géneros cambiantes.

«Me hubiera gustado conocer a alguien que me diera argumentos para obligarla a esperar y tomar la decisión más tarde y pensarlo más, pero no había nadie», reflexiona.

Al principio, la testosterona hizo que Ellie se sintiera emocionalmente insensibilizada.

Entonces empezó a sentirse mucho mejor.

A los 17 años, se sometió a una mastectomía doble.

Más tarde, se graduó de la escuela secundaria y dejó Bélgica para ir a la universidad en Alemania.

Obsesión con la dieta

En cuanto a Nele, la transición a hombre no terminó con sus sentimientos de desesperación.

Todavía tenía pensamientos suicidas y su trastorno alimenticio se manifestaba en un recuento extremo de calorías y una obsesión con su dieta.

El primer médico que visitó con sus padres dijo que Ellie debía esperar.

Nele comenzó a pensar que la testosterona era lo único bueno en su vida, y todavía quería realizarse una mastectomía.

Pero sentía que no podía ser totalmente honesta con su terapeuta de género.

Disforia de género

«Estaba muy avergonzado de mi trastorno alimenticio. Lo mencioné al principio, pero no me atreví a hablar más de eso por vergüenza, creo que es normal en estos casos».

Nele estaba preocupada de que su tratamiento se detuviera si había alguna duda sobre su salud mental.

«En Alemania es una situación muy complicada porque es el terapeuta quien da las recetas para las hormonas y quien determina si estás bien para una cirugía».

Existen pocos estudios que exploren el vínculo entre los trastornos alimentarios y la disforia de género.

Algunos médicos han sugerido que los trastornos alimenticios se desarrollan como respuesta a la disforia de género, dice Anastassis Spiliadis, una psicoterapeuta de Reino Unido que trata a pacientes con trastornos alimenticios y problemas de identidad de género.

Las dos jóvenes se conocieron y se enamoraron.

La teoría es que si se trata la angustia de género, el trastorno alimenticio disminuye.

Esto puede suceder, pero no es lo que Spiliadis ha visto en muchos de sus pacientes: mujeres de unos 20 años que, como Nele, están haciendo una transición.

Anorexia o bulimia

«Pensaron que la transición a un género diferente aliviaría el trastorno relacionado con la alimentación y la disforia, pero las cosas son mucho más complejas».

«Lamentan la decisión de tomar testosterona y someterse a una cirugía. Pero lo realmente preocupante es que algunos de ellos todavía tienen un trastorno alimenticio», afirma la experta.

Cree que alguien que sufre de anorexia o bulimia puede no tener las herramientas necesarias para tomar decisiones irreversibles.

«Sabemos que los trastornos alimentarios afectan a las personas en un nivel biopsicosocial. Aquellos que están médica y físicamente, pero también cognitivamente, afectados por algo podrían tener una visión distorsionada de sí mismos o de sus cuerpos».

Spiliadis cree que las buenas prácticas en este campo deberían llevar a detectar los trastornos alimenticios en jóvenes con problemas de identidad de género.

Y debido a que son potencialmente mortales, estos trastornos deben tratarse antes de responder médica o quirúrgicamente a la angustia causada por la disforia de género.

Asociaciones de psicología, psiquiatría, universidades y organismos oficiales aceptan que los géneros no son solo el masculino y el femenino.

Como estudiante nueva y transexual en Alemania, Ellie pensó que su propia disforia era cosa del pasado y que podría seguir con su vida.

«Parecía un hombre y lo estaba pasando muy bien. Mucha gente me dijo que mi transición había sido un éxito, porque no podían adivinar que era trans».

Pero entonces apareció una duda sobre su identidad masculina.

«Comencé a sentir que tenía que esconder muchos aspectos de mi vida y no hablar de mi infancia como niña. No me sentía cómoda con ser vista como un hombre cisgénero, y comencé a sentir que no encajaba en ningún lugar».

Las citas eran problemáticas.

«No me sentía cómoda saliendo con mujeres porque no quería que me tomaran por un hombre heterosexual».

«Y esta incomodidad que tenía con mis propias partes del cuerpo … Bueno, comencé a ver los cuerpos femeninos como menos atractivos, de cierta manera menos valiosos», explica.

Ellie comenzó a sentirse atraída por los hombres y a identificarse como pansexual.

Ellie se interesó en la guerra cultural entre activistas trans y feministas radicales que a menudo estalla en las redes sociales.

«Creo que eso ocurrió debido a una misoginia internalizada. Pero nunca sentí realmente ninguna conexión con ningún hombre cis. Entonces pensé, tal vez salir con otro hombre trans me haría sentir cerca de alguien y sentirme atraído al mismo tiempo».

¿Funcionó?

«!Completamente!»

Entonces, Ellie comenzó a usar una aplicación de citas y conoció a Nele, que no estaba buscando especialmente el romance con otro hombre trans.

«Pero definitivamente cuando comencé a intercambiarme mensajes de texto con Ellie era una ventaja. Compartimos muchas experiencias y me siento muy cómoda con ella».

Después de una primera cita en Düsseldorf, su relación avanzó rápidamente.

Nele obtuvo el visto bueno para realizarse la largamente deseada mastectomía, y Ellie fue un gran apoyo.

La pareja se mudó a un piso.

Y fue alrededor de esta época cuando Ellie, que cursaba estudios de género, se interesó en la guerra cultural entre activistas trans y feministas radicales que a menudo estalla en las redes sociales.

Comenzó a preguntarse si realmente era transgénero. «¿O esta es solo una forma en que encontré para pasar por la vida?», se preguntaba.

Cuestionamientos

Ellie y Nele tuvieron intensas discusiones sobre sus propias identidades.

Y había algo más: ambas fueron diagnosticadas con atrofia vaginal, un dolor y sequedad que se produce comúnmente en mujeres menopáusicas, pero también es un efecto secundario de tomar testosterona. El remedio fue una crema de estrógenos.

«Pero en realidad no ayudó», dice Nele.

«Y pensé: ‘Estoy llenando mi cuerpo de hormonas, cuando mi cuerpo puede producirlas por sí mismo'».

Ellie pensó lo mismo.

«Detransicionar significa enfrentar cosas que nunca logré superar», dice Nele.

«¿No vale la pena intentar ser natural por un tiempo y ver cómo va?», se dijo.

Es entonces cuando dejaron de tomar testosterona. Pero la decisión fue desalentadora.

«Tenía miedo de terminar con las hormonas y volver a mi cuerpo natural. Pero ni siquiera conocía cómo era mi cuerpo porque hice la transición muy temprano», dice Ellie.

Pocos estudios

«La idea de regresar era aterradora, porque hice la transición para escapar de mis problemas. Revertir una transición significa enfrentar cosas que nunca logré superar», dice Nele.

Hay poca investigación académica sobre el proceso de revertir una transición.

«Pero en las redes sociales, por ejemplo en Reddit, hay un grupo de personas que revertieron su transición de género que tiene más de 9.000 lectores. Es una gran cantidad de personas».

Transgénero o trans: es una persona cuya identidad de género es diferente del sexo asignado al nacer

Cisgénero o cis: una persona cuya identidad de género no difiere de su sexo asignado al nacer

No binario: una persona que no se identifica solo como hombre o como mujer

Pansexual: una persona atraída por los demás independientemente de su identidad sexual o de género.

Asociaciones de psicología, psiquiatría, universidades y organismos oficiales aceptan que los géneros no son solo el masculino y el femenino.

La falta de investigación académica en este área tiene un impacto para quienes repiensan su transición de género.

«Significa que no hay pautas o políticas que informen cómo los servicios legales pueden apoyar a quienes quieren revertir el proceso. Por lo tanto, tuvieron que autoorganizarse para establecer sus propias redes», dice.

Y eso es lo que hicieron Nele y Ellie. Utilizando las habilidades de Nele como ilustradora profesional, crearon post-trans.com, un espacio online donde personas como ellas pueden ponerse en contacto y compartir sus experiencias.

Ambas jóvenes son conscientes de cómo las organizaciones y comentaristas transfóbicos han utilizado sus historias para invalidar la experiencia de las personas trans y no binarias, y hacer difícil el acceso a la atención médica.

Ni Ellie ni Nele niegan los derechos de las personas trans.

Sin embargo, se preguntan si la transición es la solución correcta para todos los casos.

Ahora, apenas meses después de revertir el proceso, se están adaptando a la vida como mujeres y lesbianas.

Y también lo hacen sus amigos y familiares.

«Para ella fue muy duro llamarnos y contárnoslo», dice Eric, el padre de Ellie, que aún se está acostumbrando volver a usar los pronombres femeninos a la hora de referirse a su hija.

No ha sido un viaje fácil para estas dos jóvenes.

«Las cosas no son blancas ni negras para mí. Sabía desde el principio que cuando hizo la transición por primera vez nunca sería un hombre, nunca tuvo la idea de hacerse la operación completa. Así que ahora está en un nuevo punto intermedio, pero siempre es ella».

Entonces, ¿su hija lamenta sus elecciones, su mastectomía, por ejemplo?

«Todos esos cambios físicos que experimenté durante mi transición me ayudaron a desarrollar una relación más estrecha con mi cuerpo. Son solo parte de mi viaje», dice Ellie.

Nele es igualmente optimista.

«Los cuerpos cambian cuando envejecen o cuando tienen un accidente. No me siento triste por no tener senos».

Ninguna de los dos planea someterse a una cirugía reconstructiva.

Pero su experiencia, de «ella» a «él» y de nuevo a «ella», también ha tenido un impacto positivo, especialmente en la carrera de Nele.

Asociaciones de psicología, psiquiatría, universidades y organismos oficiales aceptan que los géneros no son solo el masculino y el femenino.

«Siempre me percibí como, ‘Bueno, solo soy una chica que dibuja, no podría ser una ilustradora profesional e independiente’. Y luego hice la transición para convertirme en un hombre, y de repente pensé: ‘Claro que puedo hacerlo'».

«Es algo que escucho mucho, que los hombres trans se sienten más seguros. Y efectivamente a mi me pasó. Así que tomaré eso y lo mantendré».

Ellie y Nele experimentaron una montaña rusacuando todavía eran adolescentes. No ha sido un viaje fácil.

Ahora están avanzando, con ganas de vivir.