El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se enfrenta a la difícil tarea de cumplir su promesa de eliminar gradualmente la producción de combustibles fósiles en el país.
En busca de una solución, Petro propuso una «integración energética» con Venezuela, país conocido por ser uno de los principales productores de energía sucia en el mundo, de acuerdo con información publicada por Bloomberg Línea.
Durante una reunión con Maduro, en Caracas, Petro planteó la posibilidad de importar energía barata de Venezuela como una forma de mantener la transición hacia fuentes de energía más limpias.
Además, la importación de energía venezolana podría reducir el costo de la gasolina para los automovilistas colombianos.
Las reservas de gas natural de Venezuela son más de 70 veces mayores que las de Colombia y podrían ser una opción viable para ayudar en la transición energética.
Sin embargo, el estado actual de la industria energética venezolana plantea serias preocupaciones sobre su impacto ambiental.
Décadas de falta de inversión y las recientes sanciones impuestas por Estados Unidos han llevado a la industria energética venezolana a convertirse en una de las más contaminantes del mundo.
Las constantes rupturas de oleoductos han afectado gravemente las zonas de pesca, mientras que la quema y las fugas de gas desperdician una cantidad considerable de recursos.
Ante estas circunstancias, surge la pregunta sobre si Venezuela puede ser un proveedor confiable para Colombia.
La petrolera estatal colombiana, Ecopetrol S.A., ya ha expresado su interés en estudiar la importación de gas natural venezolano a partir de finales de 2024.
Sin embargo, persisten dudas sobre la capacidad del sector energético venezolano para satisfacer la demanda local. Esto debido a los problemas que enfrenta Petróleos de Venezuela S.A. para producir suficiente gasolina.
No es proveedor confiable
Aunque recientemente se han levantado algunas sanciones a las operaciones de petróleo y gas de Venezuela, gracias a un acuerdo con Estados Unidos, aún existen incertidumbres sobre la capacidad de Venezuela para ser un proveedor confiable a largo plazo.
A pesar de las dificultades, Colombia busca diversificar su producción de electricidad. Esta es actualmente dependiente en su mayoría de la energía hidroeléctrica.
Esta diversificación ayudaría a reducir su vulnerabilidad ante las sequías que ocurren debido a El Niño. Lo cual puede disparar los precios de la energía.
Ahora más que nunca, Colombia se encuentra en un momento crítico en su transición hacia las energías limpias.
Las decisiones que se tomen respecto a la importación de energía de Venezuela jugarán un papel fundamental en el cumplimiento de las metas medioambientales y en el impacto económico para el país.
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