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Prisioneros ucranianos denuncian torturas y temen que serán chivo expiatorio

Por EFE
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Prisioneros de guerra ucranianos denunciaron este lunes torturas y presión psicológica y que no esperan justicia en un anunciado proceso contra ellos como defensores de la planta de Azovstal en Mariúpol porque Rusia los usará como chivo expiatorio por la muerte de civiles.

«Nunca quieren saber la verdad. Eligen su propia versión de la ‘verdad’ y luego intentan retorcer la realidad para que les cuadre», afirmó durante una conferencia de prensa virtual Vladyslav Zhavoroniuk, uno de los prisioneros que pasó más de un mes en un hospital de Donetsk.

Los tres soldados heridos afirmaron que no recibieron tratamiento adecuado y que sufrieron constante abuso físico y psicológico mientras los rusos les mantuvieron presos.

Todos ellos formaron parte del único intercambio de prisioneros que afectó a 95 de los defensores de Azovstal, la mayor parte de ellos gravemente heridos, y que se produjo en junio. La planta fue objeto de asedio por parte de las tropas rusas durante semanas y su rendición culminó la ocupación rusa de Mariúpol.

Han recibido tratamiento médico posterior en Ucrania y acordaron compartir su experiencia en cautividad durante un encuentro en línea con medios desde una localidad segura, a la vista del juicio que se prepara contra los que permanecen en cautividad y en condiciones inhumanas en el campamento de Olenivka, donde unos 50 prisioneros murieron a finales de julio.

«Nos aislaron completamente del mundo y siguieron diciéndonos que no le importábamos a nadie en Ucrania», reveló Vladyslav, quien añadió que los rusos «solo nos mantuvieron con vida, sin tratarnos bien de las heridas».

Abusos en interrogatorios

Contaron que todos los prisioneros fueron sometidos a interrogatorios. El método habitual de abuso consistía en insertarles agujas en las heridas y moverlas dentro de estas.

Denys Chepurko resultó herido en Azovstal días antes de que las tropas ucranianas abandonaran la instalación siderúrgica. Le amputaron una pierna y estuvo prisionero en el campamento de Olenivka. Dijo que a sus compañeros se los llevaban durante dos o tres días de manera regular.

«Algunos volvían con las costillas y las piernas rotas. No estoy seguro de lo que les pasó después», declaró Denys.

Los prisioneros recibían aproximadamente medio litro de agua cada dos días y tenían que dormir sobre el suelo en celdas abarrotadas. Ningún representante de organizaciones internacionales o humanitarias les visitó.

Vladyslav afirmó que los agotados soldados sentían que se les estaba juzgando durante lo que se presentaba como una investigación.

«Nunca dijeron: ¿Disparaste a civiles en Mariúpol? Siempre era: ¿Por qué disparaste?», dijo Vladyslav. Denys afirmó que los interrogadores golpearon y torturaron a los prisioneros, intentando obligarles a firmar un documento que decía que fue ‘Azov’ quien destruyó la ciudad y mató civiles.

«Solo imagine que la ciudad en la que vive queda destruida delante de sus ojos. No es solo que los rusos mataran algunos civiles», afirmó este soldado.

«Prendieron fuego a barrios enteros de la ciudad con miles de personas dentro de sus viviendas o en los sótanos», continuó Vladyslav, quien añadió que «cualquiera a quien se considere desaparecido seguro que está muerto».

Los soldados dijeron también que no supieron nada de Natalia Shaban, de quien Rusia dijo que era coronel en (el regimiento) Azov y que, según Moscú, estuvo implicada en la muerte de Daria Duguina el sábado pasado.

Añadieron que no había mujeres de ese rango en la planta de Mariúpol.

Vladyslav y Denys dijeron, a pregunta de Efe, que a pesar del inmenso dolor físico y psicológico los prisioneros mantuvieron su fe en que obtendrían ayuda y no sucumbieron. «Nadie estaba allí por casualidad, sabíamos que íbamos a luchar por los nuestros y que podía pasar cualquier cosa», aseguró Denys.

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