El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, garantizó este domingo que mientras los socialistas gobiernen «no habrá independencia en Cataluña» ni un referéndum sobre su secesión de España, en un acto de precampaña a tres semanas de las elecciones legislativas del 28 de abril.
«No es no. Si hay un gobierno socialista, no habrá independencia en Cataluña, no habrá referéndum por la independencia y no se va a quebrar la Constitución española en Cataluña, no se va a producir», subrayó Sánchez en un acto del Partido Socialista en Zaragoza (Aragón, noreste).
«El independentismo y la derecha saben que la independencia no se va a producir, porque la Constitución española no lo establece, no lo reconoce, (y) porque la comunidad internacional ha dado la espalda a los líderes independentistas», señaló Sánchez, en referencia al fallido intento de secesión de octubre de 2017.
«No se va a producir, sobre todo y fundamentalmente, porque los propios catalanes no quieren la independencia de Cataluña, lo que quieren es quedarse en España», agregó el líder socialista. Las declaraciones de Sánchez se producen luego de que el líder de los socialistas en Cataluña, Miquel Iceta, levantara una polémica a finales de marzo al asegurar en una entrevista a un diario vasco que si «65% de los ciudadanos (catalanes) quiere la independencia, la democracia debe encontrar un mecanismo para habilitarla».
La derecha fustigó esas palabras alegando que demostraban su denuncia de que Sánchez estaba «pactando la independencia de Cataluña» con los separatistas. El tema de la independencia divide fuertemente a la población en Cataluña, una región de 7,5 millones de habitantes en la que no obstante los independentistas revalidaron su mayoría en el Parlamento regional en las elecciones de diciembre de 2017.
Desde su llegada al poder en junio pasado gracias a una moción de censura en el Congreso aprobada en parte por los votos de los independentistas catalanes, Sánchez buscó un diálogo formal con los separatistas, en contraste con el gobierno anterior conservador. Pero el esfuerzo descarriló, con los separatistas denunciando que el gobierno no hizo lo suficiente y con la derecha acusándolo de ceder al «chantaje» de los que buscan romper España.
En definitiva, Sánchez se vio forzado a convocar elecciones anticipadas el 28 de abril cuando los diputados independentistas le negaron su apoyo y condenaron al fracaso su presupuesto. El problema en Cataluña no es la independencia sino la «convivencia», y para resolverlo hay dos vías: «Continuar confrontando, como quiere la derecha y el independentismo, o apelar al diálogo… que es lo que defiende el Partido Socialista», agregó Sánchez.
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