El precio del dólar en el mercado informal de Argentina se disparó este martes al cerrar en 212,50 pesos por unidad, su máximo valor en los últimos dos meses.
La cotización del denominado «dólar blue» (informal) avanzó este martes 7 pesos respecto al cierre del pasado lunes, una magnitud de salto que no se daba desde noviembre de 2020.
El precio de la divisa estadounidense en el mercado informal, que tocó un máximo histórico de 223,50 pesos por unidad en enero pasado, acumula seis jornadas consecutivas en alza.
La subida de este martes del «dólar blue» coincidió con el alza de las cotizaciones en los llamados dólares financieros (CCL y MEP, una opción de cobertura para inversores más sofisticados), de entre 1,5% y 2,2%.
Analistas locales vinculan la renovada avidez por los dólares en Argentina a la incertidumbre que despiertan ciertos factores de la economía doméstica, como la creciente inflación, y las eventuales dificultades que podría tener el país para cumplir las metas comprometidas ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Una de estas metas se refieren a la acumulación de reservas monetarias por parte del Banco Central, que este martes compró unos 15 millones de dólares, convalidando un alza en la cotización oficial del dólar mayorista de 17 centavos, hasta un máximo de 114,85 pesos por unidad para la venta.
En sintonía, la cotización del dólar para la venta al público en el estatal Banco Nación (donde las operaciones están limitadas por un cupo mensual y, además, gravadas con el pago de una tasa de 30%) avanzó 25 centavos, a 119,75 pesos para la venta.
Según observó este martes el economista Gustavo Ber, más allá de que el Banco Central «viene comprando divisas», la atención de los operadores se concentra en el volumen de las adquisiciones para «evaluar las chances de cumplir con las metas de acumulación de reservas definidas» con el FMI.
El experto apuntó que el «reacomodamiento alcista» de los dólares financieros también «llega alimentado por condimentos externos», la cautela global y la depreciación de las monedas en Latinoamérica. También internos, como «las preocupaciones sobre la inflación, una posible mayor emisión monetaria y las tensiones políticas, los cuales inclinan a los operadores a una mayor cobertura».