Los drones se han convertido en el arma letal y decisiva de la guerra de Ucrania. El uso de estos aviones no tripulados protege a la infantería, mantiene el secretismo de su punto de origen y van directos al objetivo. Bases navales, centros de comunicación, depósitos de combustible, aeropuertos militares, centros de inteligencia y hasta las viviendas de Vladimir Putin están en su trayectoria.
LaBBC recuerda que en Rusia y territorios bajo control del Kremlin, solo a lo largo de este año, se han contabilizado más de 160 ataques con estas armas modernas de la guerra. Entre los más recientes figuran los del aeropuerto de Pscov, a unos 600 kilómetros de la frontera ucraniana o el de la finca de Novo-Ogaryovo donde se encuentra la residencia «Rus» de Putin, en Zavidovo. Aunque el Ministerio de Defensa ruso evitó pronunciarse sobre el paradero de Putin cuando derribaron el dron, admitió que el ataque había sucedido.
La contraofensiva de Kyiv, que ha tardado más tiempo del esperado y no termina de dar los golpes definitivos que necesita Ucrania, tienen en los drones a sus mejores aliados.