Sophie Wilmes, primera ministra de Bélgica, dijo este domingo que la presencia de carrozas y de disfraces antisemitas en el carnaval de Alost, uno de los más conocidos de Bélgica, daña «los valores y la reputación» del país.
«El gobierno federal recuerda que Bélgica es una democracia fundada sobre las libertades fundamentales, de las que forma parte la expresión. Este valor implica en particular la libertad de criticar, de blasfemar, de caricaturizar», indicó Wilmes en un comunicado.
Pero, añadió, que esa libertad «evoluciona en un marco legal preciso para proteger a los individuos del racismo, del antisemitismo y de otras discriminaciones». Corresponde a las instituciones competentes y a la justicia determinar si los hechos ocurridos en el carnaval infringen la ley, dijo.
La primera ministra dijo que la utilización de estereotipos, de referentes que estigmatizan a las comunidades, de grupos humanos sobre la base de sus orígenes «conduce a las divisiones y pone en peligro la convivencia».
Por su parte, el presidente del comité de coordinación de las organizaciones judías de Bélgica, Yohan Benizri, confió en que los responsables políticos reaccionen a lo que considera un ataque contra la comunidad judía.
El carnaval de Alost, al norte de Bélgica, es conocido por ser provocador y caricaturizar, entre otros, a la clase política del país.
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