Hubo causas para las cuales nunca se recaudó el dinero necesario ni suficiente, como por ejemplo la de los cristianos iraquíes o para lo que Estados Unidos llamó «la peor hambruna del mundo en 100 años», en Yemen.
La otra cara de la moneda son los casos en los que la llegada de fondos de ayuda no solo cumplen sus objetivos, sino que superan en unos días las necesidades de financiamiento.
El caso de recolección de fondos para la reconstrucción de Notre Dame se inscribe en este segundo grupo, según los economistas franceses.
La unión de economistas franceses de la construcción dio a conocer cifras preliminares esta semana, en las que se indican que los esfuerzos de reconstrucción costarán entre 330 millones de dólares y 670 millones de dólares, sin incluir impuestos.
Estiman que la reconstrucción podría llegar a costar 670 millones de dólares. Fuente: AFP
Las cifras no constituyen un cálculo oficial y los grupos dedicados a preservar el patrimonio cultural francés advirtieron que los costos finales podrían ser más altos. Esto llevó a Laurence Levy, de la Fundación Francesa para el Patrimonio, a expresar: «No debemos decirles a las personas que dejen de donar, ya que todavía no sabemos cuánto costará la reconstrucción», informó la BBC.
Pero en Francia los anuncios de donaciones llegaron casi tan rápido como las reacciones que suscitaron tanto los montos como la rapidez en que se recaudó el dinero. Según los cálculos, se comprometieron entre 835 millones de dólares y 1.000 millones de dólares en donaciones. La mayor parte del dinero proviene de algunas de las familias más ricas de Francia.
Calculan que las donaciones prometidas podrían llegar a los 1.000 millones de dólares. Los principales donantes son familias de empresarios franceses. Fuente: AP
Las primeras donaciones importantes se prometieron antes de que el incendio se hubiera extinguido el lunes pasado. El magnate de artículos de lujo Francois-Henri Pinault dijo que aportaría 112 millones de dólares, seguido por su rival Bernard Arnault, quien anunció una donación del doble que su competidor. Más tarde, la familia B’Oencentourt Meyers de L’Oreal y el jefe ejecutivo del gigante petrolero francés Total anunciaron contribuciones similares.
A medida que se hicieron las promesas, los individuos asociados con las familias más ricas de Francia argumentaron que las donaciones eran un tributo a la importancia histórica y cultural de Notre Dame.
La esposa de Pinault, la actriz Salma Hayek, dijo que la familia entendió «la importancia de este tesoro espiritual, cultural e histórico de París al mundo».
Contraste
Pero París también es una ciudad con casi 30.000 personas sin hogar, donde solo los inquilinos adinerados pueden vivir cerca de los tesoros culturales venerados en el centro histórico. En algunos vecindarios parisinos, más del 40% de todos los residentes viven por debajo del umbral de pobreza. Los distritos centrales adinerados equilibran en gran medida esas desigualdades por lo que, al menos en el papel, París tiene un índice de pobreza general de 14% que está a la par con el promedio francés.
Francia tiene algunos de los impuestos más altos de Europa y las desigualdades sociales son aún menos graves que en los Estados Unidos, pero la ira por el fracaso del presidente Emmanuel Macron para reducir las brechas de ingresos viene aumentando.
No ayudó que el presidente más joven en la historia de Francia y ex banquero de inversiones no haya a menudo sintonizado con los votantes de la clase trabajadora. El año pasado, en un episodio muy divulgado por los políticos de la oposición, le dijo a un hombre que luchaba por encontrar trabajo: «Si está preparado y motivado en la industria hotelera, en cafés, restaurantes, en construcción, no hay un lugar al que vaya en donde no me digan ‘estamos buscando personas’ «.
En los últimos meses, la ira por la desigualdad y la percepción de Macron como un «presidente de los ricos» se desbordaron, mientras los «chalecos amarillos» tomaban las calles de Francia. Si bien el apoyo público al movimiento se ha desvanece en medio de brotes de violencia durante esas manifestaciones, los índices de aprobación de Macron no mejoraron y las preocupaciones originales del movimiento aún son compartidas por un gran número de votantes.
Con información de The Washington Post