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Plantó más de 10.000 árboles en el Amazonas

por Avatar EFE

Ha plantado más de 10.000 árboles, creando una reserva ecológica y ayudado a centenares de especies tropicales. Pero ahora, el español Pablo Yglesias, se propone dar un paso más: crear una fundación y reforestar con ella el Amazonas.

Yglesias vive y trabaja desde hace seis años en el Parque Nacional del Manu, un espacio natural protegido al sur de Perú y uno de los puntos con mayor biodiversidad del planeta.

La vida de Yglesias, técnico de sonido y luces, dio un giro de 180 grados la primera vez que aterrizó en la selva para hacer un voluntariado en Sudamérica.

Allí descubrió una pasión por la naturaleza que le impulsó a fundar, en 2013, la Reserva Tierra Linda. Es un área de conservación que administra y con la que promueve, con acciones de voluntariado, una relación más armoniosa con el entorno y los habitantes de las tribus indígenas.

«Es un centro de conservación e investigación situado en el corazón del Amazonas peruano, una especie de hotel para investigadores», explicó.

Sin embargo y tras años de experiencia, Yglesias ha decidido dar un salto cualitativo y profesionalizar su actividad para no tener que depender de agencias de voluntarios.

Por eso, su meta ahora es crear una fundación de estudios amazónicos para formar a profesionales en técnicas de reforestación de especies tropicales. Una institución dirigida a estudiantes de ciencias ambientales, ingeniería agrónoma, biólogos y personas especialistas en la materia.

«Una parte del curso será online. Pero la oficina presencial estará en la selva», continúa para explicar también que las clases las impartirán docentes de universidades peruanas, por lo que está buscando formas de conseguir becas para los alumnos.

Otra opción con la que trabaja Yglesias es que las facultades convaliden créditos a sus estudiantes por participar en estos talleres prácticos.

Por el momento, este joven español ha lanzado una campaña de crowdfunding en GoFundMe con la que espera recaudar 10.000 euros, la cantidad necesaria para poner en marcha la fundación y financiar los materiales que precisa.

«A veces se piensa que reforestar es sólo plantar un árbol, pero hay un antes y un después. Primero hay que encontrar las semillas, que no son baratas, luego trasladarlas de otras selvas, hacerles un mantenimiento de tres a cinco años y finalmente conseguir que germinen con éxito. Y normalmente se muere el 90 % de los árboles que se plantan», dijo.

En estos años ha aprendido a valorar las pocas cosas que tiene y deja claro que la felicidad «no viene de lo material».

«Llevo seis años viviendo sin electricidad, sin Internet, sin comprarme ropa. Al final, me he dado cuenta de que todas las necesidades que nos formamos en Europa, no sirven para nada. Aquí, soy el hombre más rico de la selva», aseguró.