Corea del Norte lanzó a modo de prueba un misil balístico para submarino (SLBM) de corto alcance, lo que recalca su intención de seguir exhibiendo nuevas capacidades militares a la espera de un posible reinicio de las conversaciones sobre desnuclearización.
Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano publicó un comunicado en el que explica que Seúl detectó un misil balístico de corto alcance desconocido. Se cree que es un SLBM, lanzado en aguas al este de Sinpo, provincia de Hamgyong del Sur, al mar del Este (nombre que recibe el mar de Japón en las dos Coreas) a las 10.17 horas.
Una fuente consultada por la agencia Yonhap aseguró que el misil voló entre 430 y 450 kilómetros y alcanzó una altura máxima de 60 kilómetros, lo que corresponde a las características de un proyectil de corto rango.
De cualquier forma el ensayo viola las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU promulgadas contra Corea del Norte.
Desarrollo de submarinos
Sinpo (costa nororiental) es donde se sitúa el centro de desarrollo de sumergibles norcoreano, del que salieron sus submarinos de mayor envergadura (los expertos los bautizaron precisamente clase Sinpo) y donde supuestamente el régimen diseña su primer batiscafo de propulsión nuclear.
Es también el lugar desde el que ha probado sus SLBM de la clase Pukguksong (Estrella polar), que emplean combustible sólido.
Pionyang lanzó con éxito su primer SLBM desde un submarino Sinpo en 2016 al disparar el Pukguksong 1. Volvió a testar con éxito este tipo de proyectil probando, de nuevo desde un Sinpo, el Pukguksong 3 en octubre de 2019.
La semana pasada el régimen exhibió en la capital norcoreana varios misiles Pukguksong, incluido el Pukguksong 4 (que hasta ahora no ha sido testado) y uno con una envergadura menor no visto hasta la fecha que algunos analistas creen que podría ser el proyectil lanzado este martes.
Se desconoce de momento si el ejército norcoreano disparó este nuevo misil desde un submarino o desde una plataforma sumergida.
Gesto hacia el sur
El Consejo de Seguridad Nacional surcoreano expresó tras el lanzamiento su profunda decepción por el gesto e instó al Norte a retornar al diálogo.
El ensayo norcoreano coincidió además con la inauguración en Seúl de la feria internacional para la industria aeroespacial y de defensa ADEX. En el evento se muestran algunas de las últimas novedades armamentísticas desarrolladas por el Sur.
El gesto de Pionyang parece indicar que sigue dispuesto a mostrar músculo militar con un misil balístico al compás de Seúl. Esto mientras la diplomacia no retome el vuelo.
Esto se suma a lo dicho en los últimos discursos del líder Kim Jong-un, que defendió que su escalada es para defenderse y no tiene ningún país concreto como objetivo. El suceso enfatiza también su afán por lograr que la comunidad internacional contemple sus pruebas bajo el mismo prisma con el que evalúa las de Seúl o Washington.
El número de test (cinco en unas cinco semanas) ejecutados recientemente apunta también a que el régimen podría haber dejado atrás su fase más aislacionista desde que comenzó la pandemia. Eso deja entrever los datos aduaneros de China, cuyas exportaciones a Pionyang alcanzaron en septiembre niveles cercanos a 2019.
De este modo, el Norte estaría tratando de poner sobre la mesa buena parte del nuevo inventario militar enunciado por Kim el pasado enero.
Movimientos diplomáticos
En el plano diplomático, la península muestra movimiento con la visita a Seúl de la directora de inteligencia nacional estadounidense, Avril Haines. La política tiene previsto reunirse a puerta cerrada con sus homólogos surcoreano y japonés, Park Jie-won y Hiroaki Takizawa, para discutir la situación regional.
Del mismo modo, en Washington se van a ver las caras los delegados para conversaciones nucleares para Corea del Norte. Se reunirán el estadounidense, surcoreano y japonés, Sung Kim, Noh Kyu-duk y Takehiro Funakoshi.
Sung visitará además Seúl desde el sábado para reunirse de nuevo con Noh. En el encuentro discutirán la reciente propuesta del presidente surcoreano, Moon Jae-in, para la firma de un tratado de paz. Se espera que el tratado cierre definitivamente la guerra de Corea, que solo contó con un alto el fuego en 1953 y técnicamente se mantiene en suspenso.
Una propuesta estadounidense en firme en este sentido puede constituir una garantía de seguridad de peso para Corea del Norte. Asimismo, puede impulsar su retorno a las conversaciones para la desnuclearización de la península, proceso estancado desde 2019.
Pero hasta entonces, y sin nada en firme, Pionyang parece empeñado en seguir mostrando bien las cartas con las que juega.