Mientras se apresta a ayudar a los refugiados de Ucrania, Occidente no debe desviar ayuda de otros países pobres que también sufren las consecuencias de la guerra. Así lo advirtió el dirigente de una importante organización humanitaria, el Consejo Noruego para los Refugiados.
«En mis 40 años como trabajador humanitario nunca he visto 3 millones de personas desplazadas por la guerra y el conflicto cada semana durante un mes», dijo su secretario general Jan Egeland en una entrevista a AFP.
Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, más de 10 millones de personas, una cuarta parte de su población, han dejado sus casas. De ellos, unos 3,8 millones dejaron el país, en un flujo que se ralentizó en los últimos días.
Polonia ha acogido más de la mitad, pero Rumanía, Moldavia (uno de los países más pobres de Europa), Hungría y Eslovaquia también recibieron cientos de miles cada uno. Voluntarios, entidades y ONG hacen lo mejor que pueden para ayudarlos.
«Vi en 2015 que empezó con +Refugiados, bienvenidos a Europa+ al principio del año cuando la gente llegaba a través del Mediterráneo», dijo. «Y luego vi que terminaba con el campeonato europeo de levantamiento de alambradas, en el que cada país luchaba para evitar proteger mujeres y niños huyendo del terror y la violencia en Siria, Afganistán y otros lugares», recordó.
«No habrá la misma cantidad de voluntarismo en seis o nueve meses, y por eso necesitamos que los servicios gubernamentales lo asuman», advirtió.
Las consecuencias de Ucrania
La respuesta europea a las necesidades ucranianas ha sido muy buena hasta ahora, según Egeland. «El llamado de Ucrania fue por 1.700 millones de dólares y llegó inmediatamente como un llamado humanitario para financiación. Estuvo completamente financiado en días», afirmó.
«Me gustaría que hubiéramos tenido la misma respuesta para el llamado yemení, que se dirigía a más gente que era todavía más pobre en Yemen. Pedía 4.200 millones de dólares y recibimos menos que para Ucrania», lamentó.
Lanzado el 16 de marzo, la recaudación para Yemen solo alcanzó 1.300 millones de dólares para ayudar a 17,2 millones de personas en este país en guerra al borde de la hambruna.
Preocupantes precios del trigo
«No hay dudas de que una guerra en Europa son, horriblemente, malas noticias para la gente más pobre del Sahel», dijo. «Todo se ha vuelto más caro». «El trigo que conseguían de Rusia y Ucrania puede no llegar. Los precios están por las nubes. El combustible es mucho más caro y nuestras operaciones son mucho más caras».
«Al mismo tiempo, algunos donantes desvían a Europa financiación de países muy pobres», añadió.
Los observadores temen que una falta de trigo puede desencadenar disturbios por comida en Medio Oriente y el Norte de África. Según Naciones Unidas, los precios del trigo ya han superado los alcanzados al comienzo de la Primavera Árabe y los disturbios de 2007-2008.
«Y en tercer lugar, vemos la Guerra Fría ahora entre potencias con quienes tenemos que cooperar en las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas», indicó Egeland.
«¿Cómo tendremos resoluciones sobre Siria en el futuro si Rusia y Estados Unidos ya no pueden cooperar?», preguntó.
Crisis olvidadas
«Tenemos que proteger los presupuestos humanitarios», proclamó Egeland.
En Etiopía, Afganistán o Somalia, trabajadores humanitarios relatan «cómo de sobrepasados están, cómo de estresados están en emergencias que estallan y que no parecen importar a nadie».
«Así que este es nuestro desafío: responder a las grandes necesidades en Europa, y especialmente dentro de Ucrania, y al mismo tiempo responder igualmente a las necesidades en otros lugares«.
Cada año, el Consejo Noruego para los Refugiados elabora una clasificación de las crisis más descuidadas del mundo. La República Democrática del Congo encabezaba la lista de 2020, por delante de Camerún, Burundi, Venezuela y Honduras.
«Deseo que el flujo de recursos para Ucrania, el voluntarismo para Ucrania, la disposición para recibir, proteger y ayudar ucranianos, se tradujera también a las emergencias en otros lados, de Siria a Etiopía, de Afganistán a Venezuela», reivindicó