Grupos a favor de los migrantes y familiares de irregulares retenidos en Estados Unidos pidieron este viernes que el gobierno de Joe Biden cierre todos los centros de detención de indocumentados, por deshumanizantes, inmorales y peligrosos.
«Cuando la gente piensa en centros de detención, piensa en criminales de guerra y lo cierto es que ni siquiera son criminales», dijo la parlamentaria demócrata de Florida Dotie Joseph, en rueda de prensa celebrada en Coral Gables, ciudad vecina de Miami.
La conferencia de prensa, así como un evento comunitario, se realizó durante una convocatoria nacional contra esos centros gestionados por corporaciones privadas, pero bajo responsabilidad del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), y que ha sido un llamado para no solo pedir el cierre de esas instalaciones sino también el recorte de fondos a las agencias federales migratorias.
Precisamente, y como parte de esta campaña, un grupo de manifestantes se concentró este viernes frente a la Casa Blanca con un títere que representaba a Biden, en protesta por sus políticas migratorias y sus «promesas incumplidas».
En Florida, las organizaciones lamentaron las condiciones en las que retienen a los indocumentados, en especial en el Centro de Detención del Condado Baker, en el norte del estado, en donde se registraron situaciones de abuso y maltrato, dijo César Flores, asistente legal de Americans for Immigrant Justice (AIJ).
Centro de detención de migrantes en Florida
«De los tres centros de detención que existen en Florida, es en ese donde más abusos hemos visto, de todo tipo: negligencia médica, violaciones y violencia de parte de los guardias y alguaciles», ahondó Flores en declaraciones a Efe, tras señalar que los grupos civiles estudian acciones legales contra el centro.
La legisladora Joseph manifestó que al interior de esas cárceles para indocumentados se ven incluso casos de esterilizaciones forzosas y situaciones de racismo, y que si alguien denuncia las condiciones en la que permanece retenido se convierte en víctima de represalias.
«Sin importar de dónde vengas, todos somos seres humanos y merecemos un trato digno», expresó la parlamentaria. Recordó que los indocumentados son mayormente solicitantes de asilo que huyen de la inestabilidad y en ocasiones de riesgos mortales en sus países.
Los convocantes de la campaña nacional recordaron que durante la presidencia de Biden han muerto bajo custodia de ICE 11 personas, incluida la niña de 8 años Anadith Danay Reyes-Álvarez, que pereció el 17 de mayo.
El deceso de la menor de edad que estaba en un centro de detención de Texas a cargo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) «pone de relieve aún más un sistema de control de migración más allá de la compasión y de la reparación», señalaron.
El precio de la libertad
En el evento del sur de Florida brindó su testimonio la estadounidense de origen hondureño Sadia Ramírez, cuyo esposo mexicano y residente en Estados Unidos desde hace cinco años, a quien prefirió mantener en el anonimato, lleva seis meses recluido en un centro de detención luego de acudir a una oficina de migración para regularizar su situación.
«Ninguna familia debería de sufrir lo que la mía está pasando solo por el estatus migratorio de alguien, no deberían de separar a las familias de esa manera», manifestó a Efe la joven y madre de un niño de 2 años de edad.
«La libertad nunca se debe pagar con detención», pidió a su turno el médico haitiano Richard Eustache, director de un hospital en su país de origen, y quien en la búsqueda de su libertad, tras ser víctima él y su esposa de ataques políticos en la isla caribeña, acabó recluido seis meses en el Centro de Detención de Broward, en el sur de Florida.
Eustache reveló que trabaja en Estados Unidos como médico asistente, y con su esposa compraron una casa y han tenido un hijo. «Seguimos adelante, pero ese fue el precio de nuestra libertad», recalcó.
En el acto de Miami, celebrado en la librería Books & Books y que contó con el apoyo de la Alianza de Acción Inmigrante, participó la artista ecuatoriana María Barquet, quien llegó a Estados Unidos a los 6 años de edad, y que creó una pintura erigida en reclamo para el fin del encarcelamiento masivo de migrantes.