La petrolera Rosneft intentó este martes sosegar las dudas sobre sus inversiones en Venezuela, inmersa en una profunda crisis política y económica, que podría tener importantes consecuencias para las cuentas del gigante ruso del sector, siendo uno de los principales apoyos de Nicolás Maduro.
Una parte de la deuda venezolana con Rusia se reembolsa en forma de hidrocarburos, de acuerdo con varios acuerdos rubricados entre Rosneft y la petrolera estatal venezolana Pdvsa.
«Los pagos siguen estrictamente el calendario», dijo el vicepresidente de Rosneft, Pável Fedorov, en una conferencia telefónica. «No habrá retrasos», afirmó.
Rosneft aseguró a sus inversores que Venezuela devolvió 2.300 millones de dólares de los 4.600 millones, sin intereses, que le prestó la petrolera rusa en forma de avances.
El grupo ruso tiene participaciones minoritarias en cuatro proyectos petroleros de Pdvsa, y es propietario de varios plantas de gas en el país sudamericano.
2018, un año de bueno resultados
Rosneft, que se creó a partir de las ruinas del grupo petrolreo Iukos, del exoligarca y opositor Mijaíl Jodorkovski desmantelado a principios de 2000, registró un crecimiento muy importante en los últimos 10 años.
La petrolera está dirigida por un allegado muy influyente de Vladimir Putin, Igor Sechin, que aplica en la compañía las prioridades geopolíticas de Rusia, como en el caso de Venezuela, a pesar de las dudas de los inversores.
Aprovechando el aumento de los precios de los hidrocarburos, el grupo obtuvo en 2018 un beneficio neto de 549.000 millones de rublos, unos 7.300 millones de euros al cambio actual, es decir, 2,5 veces más que el año anterior.
Los resultados se explican por la progresión de los precios del petróleo, así como por un aumento de la producción tras el acuerdo de los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios, entre ellos Rusia.
Consecuencia de esos buenos resultados, Sechin anunció entre 1,2 y 1,3 billones de rublos (entre 16.000 y 17.400 millones de euros) de inversiones en 2019.
La petrolera dijo que las sanciones «provocaron la reducción del acceso al capital, un coste del capital más elevado e incertidumbre sobre el crecimiento económico».
Una situación que podría tener «repercusiones negativas sobre la situación financiera, los resultados de explotación y las perspectivas comerciales futuras de la compañía», reconoció.
Preocupada por las sanciones, la compañía energética italiana Eni se retiró recientemente de varios proyectos comunes con Rosneft en el Mar Negro.
Rosneft también tiene inversiones en otros países en crisis, como Irak, y este martes anunció haber pagado un avance de 1.800 millones de dólares a las autoridades del Kurdistán iraquí para un proyecto de oleoducto.
En 2017, la petrolera había anunciado la firma de un acuerdo con las autoridades de esta región semiautónoma para explotar sus inmensos recursos en hidrocarburos, que las autoridades locales se disputan con el gobierno central de Bagdad, muy crítico con ese pacto.
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