El poder de convocatoria internacional del presidente Gustavo Petro quedó evidenciado este martes, 25 de abril, con la llamada Conferencia Internacional sobre el Proceso político en Venezuela.
Delegaciones de varios países, incluido Estados Unidos (encabeza de Jon Finer, Juan González y el embajador Francisco Palmieri), atendieron su llamado e incluso llegó a la cita el representante de la Unión Europea, Joseph Borrel, jefe de exteriores de la UE.
«Los venezolanos -nadie más- son los que tienen que decidir libremente su próximo futuro», señaló Petro en la instalación de la cumbre tras indicar que la democracia es el camino.
Y luego de instar a que Venezuela ingrese al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, habló de «establecer un sistema, un cronograma de solución al problema electoral venezolano para una decisión libre de su pueblo indudablemente (…)».
El siguiente punto fue el de plantear otro cronograma «de levantamiento paulatino de sanciones: «También sería una gran conquista (…) Así que ese trabajo de recomendaciones que aquí vamos a hacer ojalá sea de buen recibo tanto por la oposición venezolana como por su gobierno, pero sobre todo por el pueblo venezolano, la gente que quiere vivir en paz, en democracia, en libertad, con muchos días de amor y ojalá sin ningún día de guerra”.
El escenario en Colombia
Es claro que el levantamiento de sanciones a Venezuela pasa por la vía libre a la exportación y comercialización de crudo, la base de la economía vecina que no ha iniciado una transición hacia economías limpias, como la que propone Petro.
Por eso, para algunos sectores resulta paradójico que mientras Petro hablaba del levantamiento de sanciones, el nuevo presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, estuviera anunciando el fin de la adjudicación de contratos de exploración del crudo en Colombia y abriera la puerta para que Colombia, en un futuro, exporte gas desde Venezuela.
A eso se une que, simultáneamente con las propuestas para Venezuela, en Colombia se rompió la llamada coalición de gobierno con al menos cinco partidos.
Y el mandatario habló de convocar un movimiento campesino «que se levante en la dignidad de sus capacidades».
¿Doble discurso?
Para Carlos Charry, profesor de la Universidad del Rosario e investigador del Observatorio del Conflicto Social, el discurso del presidente Gustavo Petro sobre Venezuela se debe a que se está tratando de posicionar internacionalmente.
Y, para el experto sí hay una contradicción en el discurso doméstico, más si se llegara a hablar de negociaciones futuras con el tema del petróleo.
«Es como decir que se suplirá la demanda nacional, pero que los efectos los asuma Venezuela. Y esa contradicción también se ve en el tema de cerrarle la llave al petróleo. Él en campaña habló de no fracking y en ningún momento se habló de no dar vía a los contratos de exploración, se habló fue de exploración con mecanismos de energía limpia», explicó Charry.
Y sobre el tema del movimiento campesino y el llamado a la calle agregó: «Es contradictorio que el presidente Petro se muestre como promotor de las democracias liberales, pero en la agenda interna de un gobierno de coalición, pareciera que cuando no se está de acuerdo con él o sus reformas, pateara la mesa y vamos a la calle. Debería ser coherente a la forma en la que llegó y a la forma en la que gobierna, porque resultó electo gracias a esas coaliciones con otros partidos, más cuando todavía quedan mecanismos constitucionales para tratar de salvar sus propuestas».
«Fin de sanciones es reinicio de industria petrolera»
El tema incluso ameritó una columna en el prestigioso medio The Wall Street Journal, el domingo.
«El Sr. Petro dice que los combustibles fósiles conducirán a la extinción humana. Pero su integridad intelectual parece queso suizo. Su gobierno depende de los ingresos del carbón, el petróleo y el gas, y su plan para reemplazarlos con el turismo es un cielo futurista. Un verdadero ecologista estaría complacido con menos petróleo saliendo de Venezuela. Pero el fin de las sanciones implica un reinicio de la industria petrolera. A los ojos de los Sres. Petro y Biden, ¿no acelerará esto la desaparición de la humanidad?, dijo la periodista Mary Anastasia O’Grady.
«Son posturas diferentes»
El doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Sorbona Nueva, en París, Yann Basset, y director del grupo de estudios sobre democracia de la Universidad del Rosario, piensa diferente.
«El tema de la exploración de petróleo en Colombia hace parte de la política de hidrocarburos, mientras que en Venezuela el presidente Petro habla es del levantamiento de las sanciones. Son dos cosas muy distintas, y levantar las sanciones de Venezuela no es decisión del gobierno Petro», señaló Basset.
Sobre el tema de la democracia en Venezuela y el llamado a las calles en Colombia, el experto asegura que también son dos posturas diferentes.
«Llamar a las calles en Colombia no es irrespetar la democracia, es una costumbre de la izquierda tradicional, pero hay que aclarar que eso no resuelve los problemas de falta de apoyo en el Congreso. Ese tema tendrá que resolverse de una u otra forma y no es en las calles. En Venezuela sí hay un problema democrático con el régimen, son problemas difíciles, la situación es diferente», sostuvo Basset.
«Es pragmatismo político»
Para el experto en seguridad y defensa Néstor Rosanía, el discurso de Petro sobre Venezuela es un mecanismo de acercamiento con Maduro.
«Eso hace parte de la confianza que se está construyendo con Venezuela hace parte del pragmatismo político, que es adaptarse a sus necesidades. El presidente Petro está haciendo una figura de ‘bisagra’ entre Colombia y Venezuela, haciendo uso de sus buenas relaciones con el presidente Biden «, dijo Rosanía.
Y añade que bajo la sombrilla de ese pragmatismo político cambia su agenda doméstica de acuerdo con sus necesidades: «En el escenario internacional es un discurso y en el local, otro», puntualizó.
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