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Petrobras, buque insignia brasileño, vuelve al centro de la polémica

por Avatar AFP

Petrobras, el gigante petrolero controlado por el Estado brasileño, volverá a cambiar de presidente, agravando la inestabilidad al frente de la mayor economía de América Latina, que afronta los grandes desafíos de la transición energética.

Despedido por el martes por la noche por el presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, Jean Paul Prates, ya sufría un fuerte desgaste por una controversia en torno a la distribución de dividendos extraordinarios a los accionistas.

Duró menos de un año y medio en el cargo. La mayor empresa de Brasil pronto tendrá su sexto presidente en poco más de tres años.

Su salida, aprobada el miércoles por el consejo directivo de Petrobras, despertó la preocupación de los inversores: el precio de las acciones ordinarias cayó 6,78% en la Bolsa de Sao Paulo, mientras que las acciones preferenciales se desplomaron 6,04%.

«El cambio de presidencia afecta el precio de las acciones debido a las expectativas del mercado sobre la nueva gestión, dando lugar a especulaciones sobre las políticas de precios e incertidumbres sobre los dividendos y la influencia política en la empresa», analiza Hayson Silva, de la firma de corretaje Nova Futura Investimentos.

Petrobras, registró en 2023 un beneficio neto de 24.800 millones de dólares, una caída del 32,1% en comparación con 2022, debido a la baja en las cotizaciones del petróleo.

Sin embargo, fue el segundo año más lucrativo de su historia.

Un poco más de la mitad del capital de esta empresa sacudida por un gran escándalo de corrupción durante la última década está en manos del Estado brasileño, el resto pertenece a accionistas privados. Su presidente es designado por el Gobierno.

Como un ministro

Nombrado poco después de que Lula regresara al poder, en enero de 2023, Jean Paul Prates, exsenador de 55 años, deberá ser reemplazado por Magda Chambriard, de 66 años, exdirectora general de la Agencia Nacional del Petróleo, regulador de la industria petrolera en Brasil.

Su postulación, que aún debe ser aprobado por el consejo de administración, fue confirmada el miércoles por la empresa, que también anunció a Clarice Coppetti, miembro de la actual dirección, como presidenta interina.

Al estar controlada por el Estado, el gigante petrolero brasileño «está sujeto a un ciclo político», explica a la AFP Mauricio Canedo Pinheiro, profesor de Economía de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (Uerj), que compara la durabilidad de un presidente de Petrobras «a la de un ministro».

«Los cambios en la cúpula de Petrobras se producen con mucha mayor frecuencia que en otras grandes empresas globales del sector», añade.

Los reveses de Prates comenzaron en marzo, cuando el consejo de administración decidió no pagar a sus accionistas ningún dividendo extraordinario sobre el lucro de 2023.

Los precios de las acciones en el mercado bursátil se desplomaron entonces y los analistas interpretaron la decisión como resultado de la interferencia del Gobierno en los asuntos de la empresa.

Petrobras finalmente cambió de rumbo y aprobó el pago del 50% de estos dividendos en abril.

«Rutina»

«Si el presidente de Petrobras no hace lo que el gobierno quiere, o si tarda demasiado en hacerlo, es despedido», señala Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura.

Según él, la prioridad del gobierno es «multiplicar las inversiones en varios sectores (…), incluida la transición energética, con diésel verde o aerogeneradores marinos».

El petróleo es un tema delicado para Lula, que se presenta como un defensor del medio ambiente, pero ha indicado en varias ocasiones que sigue comprometido con la exploración de hidrocarburos, un recurso esencial para este país emergente.

Canedo Pinheiro no espera «un giro de 180 grados», sino más bien un nuevo «enfrentamiento» dentro de la empresa e incluso en sectores divergentes del gobierno.

Por un lado, coloca a quienes quieren distribuir dividendos, que también permiten engrosar las arcas públicas, y por otro, a «los que abogan por una política inversora más agresiva».

El diputado opositor Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente de extrema derecha Jair Bolsonaro (2019-2022), afirmó el miércoles en X que Petrobras corría el riesgo de «hundirse» debido a las decisiones de Lula.

José Guimaraes, líder de bancada de Lula en la Cámara de Diputados, replicó que los cambios al frente de Petrobras eran parte de una «rutina», recordando que Bolsonaro «destituyó a tres presidentes (de la empresa) en tres años».