1. Muchos venezolanos están analizando la victoria de Gustavo Petro de manera simplista y maniquea. Llegan a esta conclusión: “Petro es izquierdista, por tanto comunista, por tanto chavista, por tanto arruinará a Colombia del mismo modo como Hugo Chávez y Nicolás Maduro arruinaron a Venezuela”.
2. Esas lecturas apresuradas de los hechos, y sustentadas en clichés genéricos, siempre conducen a estrategias equivocadas. ¿Será por eso que la oposición venezolana no ha logrado vencer a su adversario tras un cuarto de siglo de extenuantes y fallidas estrategias? Es hora de cambiar de enfoques.
3. Petro no hará lo mismo que Chávez, no tanto por razones políticas sino porque no es tan pendejo como para repetir esquemas fracasados que lo sacarán del poder. Petro tiene que surfear para gobernar. No puede ignorar al Deep State (militares, congreso, sindicatos, empresarios).
4. Petro tiene cuatro años para generar resultados tangibles, de lo contrario los colombianos le pasarán una hermosa factura en 2026, es decir, “pasado mañana”. La mayoría de los colombianos no votaron por Petro sino contra el estatus político, y exigirán resultados al nuevo gobierno.
5. La nueva oposición colombiana tiene cuatro años para rehacer su juego y presentar una oferta que se parezca más al futuro que al pasado. Ojalá no incurran en el desespero del “Petro vete ya” (Venezuela sabe mucho de eso). Actuar con mucha astucia e inteligencia política es el gran reto del liderazgo opositor.
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6. Sin duda, Petro se define como izquierdista, pero lo veo más cerca de Lula Da Silva que de Chávez y Maduro (o posiblemente estará más cerca de Petro mismo). A diferencia de Chávez, Petro tiene una sólida formación política y varias experiencias de gobierno bajo reglas democráticas. Ciertamente, Petro fue guerrillero pero Pepe Mujica, Américo Martín, Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, y tantos otros demócratas a carta cabal también fueron guerrilleros.
7. Es prematuro adelantar cómo gobernará Petro. Su discurso la noche de la victoria predice un gobierno racional y moderado, basado en consensos, apostando a una economía capitalista, y cercano a la narrativa ambientalista de Biden. Los venezolanos debemos apostar al éxito de Colombia. Es lo mejor que podemos hacer mientras esperamos que los hechos hablen.
8. Por lo pronto, observo al Palacio de Nariño uniéndose al mapa rojo y rosado de América Latina, reanudando relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela (lo cual significaría pedirle al equipo de Juan Guaidó que recoja sus macundales), reconociendo a Maduro como presidente legítimo de Venezuela , y quizás retornando a este el control de Monómeros.
9. ¿Sabrán los opositores venezolanos lidiar asertivamente con estas nuevas realidades? Lo que sí está claro es que los cambios de estrategia y de liderazgos en la oposición tienen que ser radicales para evitar una muerte por inanición política y económica. Las nuevas realidades obligan.