Son prácticamente 27 días los que lleva encerrado en su apartamento el periodista chileno Anwar Farrán. Desde que llegó de Boston, capital de Massachusetts, Estados Unidos, el 14 de marzo -adonde fue por motivos de trabajo- ha salido solo dos veces de su casa. Ambas han sido para enterarse de que tiene el coronavirus covid-19.
Farrán se oye tranquilo al teléfono, quizá un poco cansado. Dice que está bien de salud y que dejó atrás los únicos síntomas que presentó de covid-19 tras el confinamiento absolutamente voluntario al que se ha sometido después de haber aterrizado en Chile: el día 6 perdió el olfato (anosmia) y en parte, el gusto. «Empecé a leer, vi unos videos y averigüé que había estudios que hablaban de este tema, me asusté», confiesa.
Cuatro días después, el 12 de su cuarentena voluntaria -y acordada con sus jefes de TVN- decidió aprovechar que su esposa embarazada de mellizos tenía que ir a la clínica para un examen. Así fue como el 25 de marzo, ocho horas después de que le tomaran la muestra, se enteró de que tenía covid-19.
Al llegar a ese punto, y con la confirmación en mano, reflexiona sobre lo que debió ser el primer filtro: el aeropuerto de Santiago. «Me tomaron la temperatura, me hicieron un par de preguntas y no me obligaron a tomar ningún tipo de cuarentena», señala. «Me dieron un papel de ingreso, pero no era muy exhaustivo (…) en ese momento había un protocolo con una lista de países por los que tenías que hacer cuarentena, pero Estados Unidos no estaba en la lista».
Hoy agradece haber tomado esa decisión voluntaria y, sobre todo, haber insistido en que le hicieran el examen en la clínica. «No me querían dar la opción porque yo no tenía fiebre. La verdad es que exageré ciertos síntomas, además de los lugares donde estuve, y amparado en que mi esposa estaba embarazada me lo hicieron». Dice haber quedado «perplejo» con la confirmación, especialmente porque ya se preparaba para retomar su vida laboral normalmente.
Luego de eso vino la licencia médica y la cuarentena obligatoria. Otros 14 días iban a empezar a correr. El 9 de abril regresó a la clínica para ver la opción de acceder a un test de salida, cuando primeramente le cobraron una nueva consulta médica y le hicieron un nuevo PCR. «Yo pensaba que con los 14 días de la cuarentena voluntaria, más los 14 días de cuarentena obligatoria, no había por dónde que fuera positivo», comenta. Pero lo fue.
El segundo test indicó que aún tiene el virus en el cuerpo. Es más, el texto del nuevo examen señala explícitamente: «Significa infección y potencial contagio a sus contactos (…) siga con los cuidados que le entregaron el día de la atención». Según él mismo comentó en su cuenta de Twitter, la primera vez le indicaron que tomara paracetamol.
Entonces llegaron las dudas, los temores. «Al principio me preocupé harto. Me pregunté qué mutaciones tendrá el virus, a lo mejor puede usar a gente como yo, que no la mata, pero la encarga de ser asintomática y desparramarlo por todas partes». Otro de los miedos es: «Quién me dice a mí si todavía puedo o no desarrollar síntomas, si el virus todavía permanece en mi cuerpo».
Por eso considera importante tres cosas: hacer el test de salida, dejar de hablar de pacientes recuperados después de los 14 días y, además, flexibilizar los criterios de quien se hace el examen. «A mí no me lo querían tomar por no tener fiebre, pese a que Chile tiene el mayor número de testeos en el continente».
Su reflexión final es: «Hay que tomar las medidas ante una cosa que es desconocida. Está cambiando mucho, no sabemos muy bien cómo reacciona. Sabemos muy poco de este virus, no bastan 14 días de cuarentena».
Farrán tampoco tiene certeza de cómo seguirán los días para él. Lo único que tiene claro es que le dieron un nuevo reposo médico y el virus continúa en su organismo.