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Pedro Castillo nombra a exguerrillero como canciller de Perú

por Avatar AFP

El flamante presidente de Perú, el izquierdista Pedro Castillo, juramentó este jueves como jefe de gabinete a Guido Bellido, un ingeniero sin experiencia en cargos públicos, y al exguerrillero Héctor Béjar como encargado de la diplomacia, al día siguiente de su investidura en un clima polarizado.

Castillo tomó juramento en la noche a 16 nuevos ministros en el Gran Teatro de Lima, 11 horas después de investir a Bellido en una ceremonia en el sitio de la batalla de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, que selló la independencia de Perú y del resto de la América española.

En una mala señal para los mercados, el cargo clave de ministro de Finanzas sigue vacante, lo mismo que el de Justicia, en un gabinete que, además del jefe, tiene 18 miembros.

Entre los nuevos ministros destaca Béjar, abogado y doctor en sociología de 85 años, fundador en 1962 el Ejército de Liberación Nacional, grupo guerrillero inspirado en la revolución cubana, que operó en la selva peruana hasta que fue derrotado militarmente un par de años después.

Detenido en 1966 y tras casi cinco años preso, Béjar fue indultado por el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, de quien pasó a ser colaborador.

Solo dos mujeres integran el gabinete. Una es la nueva vicepresidenta peruana, Dina Boluarte, como titular de Desarrollo e Inclusión Social.

Críticas a Bellido

Los presidentes Alberto Fernández de Argentina, Luis Arce de Bolivia y Sebastián Piñera de Chile acompañaron al mediodía a Castillo en la ceremonia en la Pampa de la Quinua, escenario de la batalla de Ayacucho. También asistió el exmandatario boliviano Evo Morales.

En el sitio se congregaron miles de lugareños, que presenciaron la juramentación de Bellido, ingeniero de 41 años del mismo partido de Castillo que se convirtió por primera vez en legislador hace seis días.

Según medios peruanos, la Fiscalía había investigado a Bellido por presunta «apología al terrorismo», por declaraciones en una entrevista en abril, antes de que asumiera su banca en el Congreso, que le otorga inmunidad.

La designación de Bellido, de orígenes campesinos como Castillo, «es un mensaje que polariza», reaccionó el legislador de derecha radical Alejandro Cavero, en declaraciones a la radio limeña RPP.

Bellido debe comparecer antes de un mes ante el Congreso —controlado por la oposición— para pedir un voto de confianza al nuevo gabinete. Si es rechazado, Castillo deberá nombrar a otro primer ministro y reorganizar el gabinete.

Castillo inició su mandato de cinco años en medio de la esperanza de millares de compatriotas, pero también inquietud de buena parte de los peruanos que temen un brusco giro hacia el socialismo tras décadas de políticas liberales.

En su primer discurso anunció que enviará al Congreso un proyecto para reformar la Constitución, que privilegia el liberalismo económico y fue promulgada en 1993 por el presidente Alberto Fujimori, el encarcelado padre de su rival en el balotaje del pasado 6 de junio, Keiko Fujimori.

Keiko respondió diciendo que su partido, Fuerza Popular, «será un firme muro de contención frente a su amenaza latente de una nueva Constitución comunista».

«Insistiremos en esta propuesta, pero dentro del marco legal que la Constitución proporciona. Tendremos que conciliar posiciones con el Congreso», indicó Castillo, cuyo partido Perú Libre tiene solo 37 de los 130 escaños. La segunda bancada es Fuerza Popular, con 24.

«Clima de desconfianza»

Castillo anunció además en su investidura que no dirigirá el país desde el Palacio de Pizarro, la casa de gobierno, pues planea convertirlo en un museo, y prometió que al término de su mandato retomará sus «labores docentes de siempre», en alusión a que no pretende eternizarse en el poder.

La propuesta de reconvertir el Palacio también generó polémica y el analista Hugo Otero dijo a la AFP que «transformarlo en museo va a requerir una fortuna».

El anuncio de la reforma constitucional intranquilizó a los empresarios, aunque ya era una promesa de campaña del maestro rural de Cajamarca (norte).

La reforma causa «más inestabilidad» y «un clima de desconfianza», declaró el jefe de la organización de la cúpula empresarial peruana (Confiep), Óscar Caipo, a la radio RPP.

Giro hacia Venezuela

Castillo reiteró en su primer mensaje que no hará expropiaciones, aunque aclaró que promoverá un «nuevo pacto con los inversores privados».

El mandatario tiene el desafío de reactivar una economía fuertemente golpeada por la pandemia, que se hundió 11,12% en 2020, así como acabar con las convulsiones políticas que llevaron al país a tener tres presidentes en noviembre de 2020.

Horas después de la juramentación de Castillo llegó a Lima el canciller del régimen de Nicolás Maduro, Jorge Arreaza, cuya visita marca un giro en la política exterior de Perú, que en 2019 reconoció al opositor Juan Guaidó como gobernante interino venezolano, igual que otros 60 países.

Venezuela fue tema recurrente en la campaña del balotaje, pues la candidata Fujimori afirmaba que su adversario pretendía seguir los pasos de Maduro. Castillo ha negado ser «chavista» o querer copiar el modelo venezolano.