En julio de 2018 decidieron cruzar la frontera. La crisis en Venezuela los empujó a alojarse en Colombia, pues la economía del país y de la familia fue menguando.
Los padres de M.A.C. son artesanos. No tenían para costear el tratamiento de toxoplasmosis que le diagnosticaron en 2016, cuando tenía 12 años de edad, reseñó el diario El Mundo.
«A mi hija le diagnosticaron toxoplasmosis a los 12 años. Un parásito se alojó en su cerebro, perdió visión y peso y dejó de estudiar. Pero no recibió atención médica y los análisis eran muy caros. Ni pudimos hacer una resonancia», contó la madre, Scarlet.
Cinco meses después de haber llegado a Colombia, la menor de edad fue violada por un vecino cuando se encontraba sola en casa. La familia denunció el hecho y tuvieron que irse. «El violador nos amenazaba; tenía amigos en grupos armados». Actualmente, el agresor se encuentra detenido.
El caso de M.A.C es defendido por Women’s Link Worldwide que señaló que, pese a que en los casos de violencia sexual el protocolo que se sigue obliga a brindar atención integral a la víctima, solo se recibió atención inicial, sin seguimiento físico ni psicológico.
La ONG buscó asistencia para la menor, madre de un bebé de dos meses resultado de la violación. Además, la ayudó a estudiar, presentó demandas y sacó a la familia de esa zona de Colombia.
Sin embargo, M.A.C aún espera la inscripción en el Sistema de Salud para poder ser atendida, pues sin papeles es mucho más difícil y la toxoplasmosis aún está presente.
Con información de El Mundo
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