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Papa retira de Nicaragua a obispo amenazado de muerte por criticar a Ortega

por Avatar AFP

El papa Francisco trasladará a Roma al obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, un crítico del gobierno de Daniel Ortega que ha sido amenazado de muerte “incontables” veces por ayudar a los manifestantes reprimidos, anunció este miércoles la Iglesia.

El papa “le ha pedido que vaya un tiempo a Roma”, dijo en conferencia de prensa el cardenal Leopoldo Brenes, obispo de Managua, en referencia a Báez, quien el jueves pasado se reunió con el pontífice en la capital italiana. Báez, de 60 años de edad y 34 años de ejercicio sacerdotal, dijo que lloró por el traslado, pero que lo acepta con “obediencia amorosa”.

“Yo no he pedido salir de Nicaragua; quiero dejar claro que mi corazón ha estado siempre aquí, en mi tierra, en medio de mi pueblo”, expresó Báez, quien con la voz entrecortada dijo que se va “con la conciencia tranquila de haber cumplido la misión” encomendada. “No sé lo que me espera; el Papa solo me ha pedido que vaya”, agregó el obispo auxiliar.

Báez reveló que en julio pasado, en medio de las protestas contra el gobierno, la Embajada de Estados Unidos lo llamó para informarle que tenían “plena certeza de que había un plan” para asesinarlo. “Incluso me dijeron en dónde podía ser, cómo podían estar vestidos los que iban a hacerlo y que tomara mis precauciones”, indicó.

Relató que le comentó al pontífice que su vida ha estado continuamente amenazada, sin que eso le impida realizar “críticas constructivas” sobre la situación del país. Agregó que en estos meses de crisis política en Nicaragua, hubo “continuamente drones encima” de su apartamento. “La cantidad de amenazas por teléfono son incontables; he cambiado mi número cuatro veces en menos de un año”, añadió.

Báez le manifestó al Papa que Nicaragua “es un país secuestrado” y que existen “poderes fácticos dominados por la mentira, la injusticia, la represión y la ambición”. El religioso, quien funge como obispo auxiliar de Managua desde 2009, condenó en reiteradas ocasiones la represión del gobierno de Ortega contra las protestas que estallaron hace un año, y dejaron al menos 325 muertos.

Junto con otros jerarcas católicos fue agredido por paramilitares y simpatizantes del gobierno que en julio pasado irrumpieron en la basílica de San Sebastián en la ciudad de Dirimaba, en el suroeste de Nicaragua. Ortega, por su parte, acusó a los obispos católicos de “golpistas” por apoyar a los manifestantes heridos.